Normalmente, en política, los
errores propios se suelen pagar con mayor crueldad que los aciertos del enemigo. Decir que
político es sinónimo de hebreo como judío, de persona sin oficio ni beneficio,
de corrupto sin piedad, de frustrado académico, de ignorante malévolo; hasta
Hitler fue político antes y después que asesino y Judas no lo fue porque Dios
era muy inteligente y lo excluyó de su lista. Uno de los factores que determinan a los
políticos es el narcisismo como fuente errores propios, porque impide la
madurez en sus decisiones y suele actuar como un dardo envenenado para convertir
sus escasas virtudes en defectos. Son
unos inadaptados ideológicos.
Todos o casi todos recordamos la transición del franquismo a la democracia
y acudíamos a votar como pollos sin cabeza –Yo, no votaba- No se prestaba atención de a quien se votaba,
solo que eso era democracia, algo parecido a las fiestas de la patrona. Hasta
se votaba justo o contrario que el vecino.
El primer referéndum creo que fue la segunda vez con más votos emitidos
de la historia de la democracia y nadie sabía ni qué leche votaba. La
Constitución no la habían leído ni el 2% delos la votaron. ¡Vaya palizas que le
daba el si al no¡91% de Sies. Una foto en portada de la Vanguardia “Una presidenta
de mesa, analfabeta, acreditando con su dedo los resultados del escrutinio”
Abajo “Esto acredita la pluralidad de la democracia” En tiempos difíciles, la falta de madurez
hace del narcisismo una enfermedad ideológica muy contagiosa solo que sin fiebre,
no muestra síntomas, todo lo contrario el enfermo piensa que tu, si tienes
tarjeta sanitaria, si que debes ir al médico.
Aquellos barros han traído
estos políticos que lejos de hacer política en cualquiera de sus mil versiones
nos están condenando a la miseria, a la hambruna, a la indiferencia, a la
marginación y hasta nos van a joder
patas abajo o arriba quien sabe. Contra
la constancia por ineptitud y corrupción de nuestros políticos, los
españoles, tenemos que mostrar nuestra
diferencia con un ¡¡BASTA YA¡¡
Formidable, gracias.
ResponderEliminarA ellos les da igual, Juan
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