Elecciones Colombia 2022. ¿Gustavo
Petro y Rodolfo Hernández? Uno u otro, perderá Colombia.
Colombia, según todos los
estadistas de la Unión Europea era el país que más y mejor estaba creciendo de
Latino América. Mucho me temo que cambie esta trayectoria ascendente.
Las elecciones
presidenciales de este domingo, según parece, serán una de esas en las que los
analistas pasarán tiempo tratando de explicar el porqué de lo que ha ocurrido.
Los partidos tradicionales vienen en caída libre desde hace varias elecciones,
eso es claro, pero hasta ahora habían preservado un liderazgo en la competencia
para el Congreso, y habían mantenido cierta influencia en las presidenciales.
Hoy no aparecen por ningún lado.
Más bien, se impone el
liderazgo personal. Gustavo Petro y Rodolfo Hernández llegaron a la final, en
la segunda vuelta, de manera solitaria, que parece ser la fórmula que los
electores prefieren en esta coyuntura de 2022. Los partidos tradicionales, y
los más nuevos, habían venido cediendo terreno desde hace años, pero en esta
ocasión perdieron aún más y su desgaste se extendió incluso a la composición
del Congreso. Ni qué decir a las elecciones presidenciales, en las que se
corroboró una pérdida de influencia que se había expresado desde hace varios
años.
Vale decir, en esta final
resulta difícil decir cuál de los dos candidatos viene de afuera hacia adentro
a buscar un cambio. Ambas lo son a su manera. Un escenario inédito en un país
que durante años ha preferido la estabilidad sobre los ensayos de cambio, que
con frecuencia se condenaban con el rótulo de ‘saltos al vacío´.
Ahora, todo indica que tales
saltos no asustan tanto como en el pasado. Los partidos tradicionales no son
actores de primer orden en las elecciones, ni en las de presidente ni en las de
Congreso. Y en cambio, los nuevos actores tienen el camino abierto hacia
adelante. Lo tiene Hernández y lo mantiene Petro, que llegan a la segunda
vuelta con el apoyo de las encuestas distribuido entre ambos, casi por partes
iguales.
El gran sacrificado, hasta
ahora, es el famoso ´centro´ que en los comienzos del largo debate y de una
campaña eterna -y por momentos inocua en términos programáticos- parecía
convertirse en el preciado tesoro al que todos querían acceder. Solo que esta
vez la campaña condujo a una preferencia por las alternativas más definidas,
Petro, o más nuevas, Hernández, un candidato de una edad que, en la era de los
Duque, Uribe, etc, parecía demasiado alta pero que se volvió viable,
paradójicamente, por su experiencia limitada en la vida pública. El electorado
prefirió alternativas más definidas. ¡Son los tiempos del cambio!
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2022
Hace unos meses, el
candidato Rodolfo Hernández decía que Vargas Lleras era un politiquero.
Vale decir, los electores
están enviando un mensaje contundente. ¿Acaso como cuando Alfonso López bautizó
su cuatrienio como el del ‘Mandato claro´?. Al fin y al cabo, el estado de un
ciudadano corriente, en estos tiempos de secuelas de la crisis y con temores
generalizados de que se puede volver atrás, es de desesperanza y, en
consecuencia, crítico. Porque ni el desempleo ni la actividad productiva
consolidan su recuperación. El ansia por un cambio de rumbo es evidente y por
eso, hasta el momento final de la campaña, las preferencias de los electores
que se quedaron con Petro o Hernández. Dos rostros que encarnan el famoso
anhelo de cambiar el rumbo.
No es de extrañar, entonces,
que la segunda vuelta gire entre dos competidores que tienen una bandera de
cambio de rumbo, aunque el significado de ese concepto sea distinto para cada
uno. Porque ambos, Petro y Hernández, si fueran elegidos, llegarían con la
convicción -y la bandera- de que ganaron las elecciones para modificar el
rumbo. No importa, incluso, que falte claridad sobre hacia dónde quieren llevar
la nave.
Porque, por una vez, la
competencia entre Petro y Hernández no es entre un defensor del cambio y otro
que defiende el status quo, sino entre dos ideas -con diferencias- sobre cómo
modificar el rumbo. ¿Efectos de la pandemia? Hernández sostiene la rentable
bandera de la crítica a la política (y el arrasemos con todo) y Petro, quien ha
perdido varias elecciones por sostener una posición muy radical, consolida
ahora el apoyo a su visión sobre cómo enderezar el camino. O mejor, sobre cómo
encontrar uno nuevo.
La segunda vuelta por la
presidencia, en fin, no será como las del pasado, que se definían por la
filiación partidista (liberal vota liberal), o por una bandera (la paz de
Andrés Pastrana o de Juan Manuel Santos en la segunda vuelta) o por la lucha
contra la subversión (Álvaro Uribe). Todo indica que Petro y Hernández están
disputando dos maneras de liderar un cambio en la política, y que las creencias
de los electores están muy divididas. El país, sin duda, está ingresando a
rumbos desconocidos.
juanpardo15@gmail.com
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