Ser del Barça es un orgullo que no todo el mundo puede sentir. El mejor equipo desde que hay TV en color.

 


Cuando un equipo pierde a Messi, Suárez, Griezmann, Dembelé y otros 10 lesionados, 3 de ellos en el TOP10 de mejores jugadores del mundo menores de 20 años. No hay otro remedio que gozar de ser del Barça.  ¿A qué equipo grande europeo no le ha pasado lo mismo?  

En el primer partido tras la venta de Griezmann, el Barça recibía al Bayern para debutar en Champions. Koeman, incomprensiblemente, hizo un planteamiento para perder por el mínimo número de goles posible. Le cayó un 0-3. Para intentar la utópica machada de ayer en Múnich, Xavi se lio con un equipo raro, con tres centrales pero con Araujo de lateral y el tridente DeDeDe (Dest-Depay-Dembélé) en ataque para ir a buscar el Bayern arriba. Le cayó otro 3-0. El espejismo duró lo que duraron las fuerzas para presionar por todo el campo, corriendo como pollos sin cabeza. Media hora. La ilusión duró lo que aguantó Jordi Alba y entró Mingueza en el campo. A partir de ahí llegaron los goles y el correcalles de un partido roto y malo. La intensidad del Bayern durante 90 minutos no depende del entrenador que se sienta en el banquillo, ni de si se juegan o no tres puntos. Van siempre como motos. El ejemplo es Alphonso Davies, el lateral canadiense del Bayern que no vino al Barça por 5 millones, en tres partidos contra los azulgrana jubiló a Semedo en Lisboa, paralizó la renovación de Sergi Roberto en el Camp Nou y avergonzó ayer a Sergiño Dest. Xavi, eso sí, hizo un buen resumen: “Hoy he visto una realidad muy dura, esperaba que compitiésemos mejor”. La afición también. Sabíamos que sin Messi no habría paraíso. Sin Messi ni Griezmann, no hay ni goles. Entre ellos dos, han marcado nueve en la fase de grupos. El Barça, solo dos

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