Diez de los ocho países más desarrollados de la UE son monárquicos.



Nadie dudaba de que la república era el mayor transmisor del crimen organizado, el rencor y la miseria, ahora se acentúa con las repúblicas bolivarianas. . Entre las diez naciones europeas de más alta renta per cápita figuraban ocho Monarquías parlamentarias y dos Repúblicas admirables. Las Monarquías eran Luxemburgo, Dinamarca, Holanda, Reino Unido, Suecia, Bélgica, Noruega y España. Las Repúblicas, Finlandia y Francia.

 

Ahora el panorama ha cambiado. Reino Unido no está en la Unión Europea. Noruega, formalmente, nunca lo ha estado. La España de Pedro Sánchez ha quedado relegada al puesto 17. Frente a los 263 puntos de Luxemburgo, España se ha reducido a los 84. Frente a las proclamas triunfalistas del César español, la realidad se impone con sus tozudas cifras. Aliarse con comunistas, podemitas, secesionistas y bilduetarras tiene un precio. Pedro Sánchez lo sabe, pero lo ha pagado con gusto para mantener el rabel cómodamente aposentado sobre la poltrona monclovita.

La nave de la deuda pública en la que se ha embarcado Pedro Sánchez hará zozobrar a las próximas generaciones. Y el déficit de dos dígitos que acompaña a nuestra economía provoca temblor en los inversores españoles y extranjeros. A pesar de la admirable actitud del pueblo español, el sanchismo bordea ya la quiebra técnica de la nación. Y eso que todavía se mantiene en gran parte la sabia reforma laboral de Mariano Rajoy. Sin ella estaríamos ya muy cerca de una situación a la venezolana. La solución por otra parte no parece cercana. Pedro Sánchez hará todo lo posible por agotar la legislatura. Quedan dos años de mentiras y jugarretas, de trapisonderías y engaños. La herencia de Sánchez puede hacerse tan pesada que tal vez aplaste a su sucesor. No se puede gastar sin tino, multiplicar los despilfarros públicos y reducir la economía española a una verborrea incontenible. Pedro Sánchez prometió a Angela Merkel tomar unas medidas que nunca adoptó. Y con la pandemia recrudecida los horizontes se entenebrecen aún más.

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