Me avergüenza que Cataluña siga siendo una “otra” comunidad española.




Aun no siendo las cinco de la tarde –horario taurino- y a sabiendas que la CUP se abstendrá en esta primera votación  para “elevar” a Presidente de la Generalitat de Cataluña a Jordi Turull, testaferro de Roger Torrent i Ramió, a su vez, estatua de yeso a imagen y semejanza del dictador, Carles Puigdemont, hombre de paja de Artur Mas y todos bajo la espada de Damocles de Jordi Pujol; en Cataluña se está fraguando con premeditación la indignación precisa y necesaria para para el inicio de la nueva guerra civil esta del Siglo XXI, por tanto,  atómica por nuclearizada. ¿Quién no tiene familiares en esa Isla de malvados y tiranos dirigentes?. Precisamente las tres personas que quiero más que a mí mismo, las que daría la vida por ellos –sin la más mínima duda- viven en dicha isla. Por cierto, ellos no han buscado  Cataluña; si, a ellos los ha buscado catalonia.

Es triste y vergonzoso que españoles y catalanes, hoy, dependamos de dos o cuatro votos que portan esos  crueles, canallescos, ruines, perversos, pérfidos, indignos e intolerantes de la CUP.


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