Pedro Sánchez y Albert Rivera, marginados. ¿Y ahora qué pasará? Paso a paso.

¿Le interesan a Podemos unas nuevas elecciones? 
La cuenta atrás para la disolución de las Cortes ha 
comenzado
 04 de marzo de 2016. Actualizado a las 21:06 h. 1





En la segunda votación de su proceso de investidura, Pedro Sánchez ha sido incapaz de reunir más votos a su favor que en su contra. Tras su acuerdo con Ciudadanos, el secretario general del PSOE necesitaba la abstención del PP y/o Podemos para sacar adelante la votación, algo que, tal y como habían avanzado las dos fuerzas, no ha sucedido. Ambas han mostrado un no rotundo a Pedro Sánchez. Parece que el tablero político regresa a la posición de partida que resultó tras las votaciones del pasado 20 de diciembre, aunque en realidad ha sufrido algunas alteraciones.
La cuenta atrás ha comenzado

El primer cambio es que se ha puesto en marcha el cronómetro. El pasado miércoles 1 de marzo, día de la primera votación a la que se enfrentó Pedro Sánchez en el Congreso, comenzó a correr un reloj que solo se parará en el caso de que alguien logre formar Gobierno. La cuenta atrás de dos meses ha comenzado. Si en ese plazo no se logra investir a un presidente, la Ley establece la disolución de las Cortes y la convocatoria de unas nuevas elecciones que, casi con total seguridad, según las leyes de la tradición y de la lógica, se celebrarían el domingo 26 de junio.
El acuerdo del PSOE y Ciudadanos

Pedro Sánchez logró reclutar a los 40 diputados de Ciudadanos para su causa mediante un documento que recogía el final de las diputaciones, la limitación a ocho años del mandato del presidente del Gobierno o el control de los aforamientos de senadores y diputados. El pacto solo tenía vigencia para apoyar al socialista en la investidura, por lo que tras el fracaso de esta, en teoría, el documento queda reducido a papel mojado, y tanto el PSOE como Ciudadanos se ven liberados para buscar nuevas alianzas. Sin embargo, el buen entendimiento entre ambas formaciones durante los últimos días también modifica el mapa. Este acuerdo ha logrado ganar el centro político, desplazando a PP y a Podemos un poco más a la derecha y a la izquierda, respectivamente.



Albert Rivera y Pedro Sánchez.
¿Pedro Sánchez podría volver a intentar una investidura?

En el caso de que el secretario general del PSOE lograse recabar más apoyos, el rey podría volver a encargarle un hipotético segundo asalto a la Moncloa. Para afrontarla con éxito, Sánchez es consciente que necesita más apoyos. Podrían darse dos escenarios: volver a pactar con Ciudadanos y lograr la abstención del PP, o llegar a un acuerdo con Podemos e IU y buscar más alianzas en formaciones nacionalistas. A estas alturas de la partida, ninguna de las dos parece factible.
En clave interna

Sin embargo, en clave interna, Pedro Sánchez ha logrado reforzar su posición dentro del partido. Totalmente cuestionado por los barones territoriales de más peso, el secretario general ha logrado sobrevivir a un escenario totalmente adverso.



Albert Rivera, presidente de C's.
En las filas naranjas Albert Rivera no necesitaba reforzarse como líder, pero, tras unos últimos días de campaña pésimos para los intereses de Ciudadanos, en los que se daba por hecho su acuerdo con el PP, sí que le hacía falta recobrar cierta autonomía para seguir presentándose a sus potenciales votantes como fuerza de cambio. Los últimos escándalos de corrupción en las filas populares le han puesto en bandeja a Rivera la búsqueda de una mano amiga a su izquierda.
¿Lo intentará ahora Rajoy?

El primero en recibir el encargo del rey para intentar ser investido tras las pasadas elecciones fue Mariano Rajoy, como líder de la formación más votada. El actual jefe del Ejecutivo en funciones, consciente de su incapacidad para sumar apoyos, declinó la petición de Felipe VI. ¿Ha cambiado algo al respecto? La posición del PP es aún más incómoda. Una vez que el PSOE dejó bien claro que jamás favorecerían su investidura, su único posible aliado de peso, Ciudadanos, escapó de la órbita de Génova tras el estallido de los últimos casos de corrupción. Parece difícil imaginar que si por entonces Rajoy rechazó el encargo, ahora, más aislado si cabe, lo asuma. Además, en el caso de que lograse pactar con la formación de Albert Rivera, la suma de sus diputados tampoco sería suficiente con los votos en contra del PSOE y Podemos.





¿Qué pasa con Podemos?

Los sondeos recogieron una línea ascendente de Podemos en la recta final de la pasada campaña que finalmente se vio plasmada en las urnas, con unos resultados celebrados por todo lo alto. Con esa tendencia, Pablo Iglesias hubiese deseado que la jornada electoral se celebrara una semana más tarde. El 20D fue el primer líder en valorar los resultados. Esa misma noche salió al balcón exultante a valorar los resultados y a fijar sus cinco líneas rojas, entre las que se encontraba el referendo en Cataluña, y al día siguiente, en plena resaca electoral, reconoció en rueda de prensa que tanto él como su formación estarían encantados de «asumir un escenario de nuevas elecciones», dando por buenas esas encuestas en las que nadie dice creer.


Pablo Iglesias
Los resultados de Podemos en las urnas (69 diputados) se debieron en buena medida a las coaliciones con las que se presentaron en algunos territorios. En Galicia (6 escaños) bajo las siglas de En Marea, junto a Anova y Esquerda Unida. En Cataluña, con el nombre de En Comú Podem (12 diputados), coalición formada por Podemos, Iniciativa per Catalunya Verds, Esquerra Unida i Alternativa, Equo la Barcelona en Comú de la alcaldesa de Barcelona Ada Colau. Y en la Comunidad Valenciana se integraron en la coalición Compromís, constituida por otras cuatro formaciones políticas entre las que se encuentran desde nacionalistas hasta verdes. Pablo Iglesias prometió a cada una de estas tres coaliciones un grupo propio en el Parlamento, una promesa que finalmente no pudo cumplir, y, salvo Compromís, que decidieron pasarse al grupo mixto, los parlamentarios gallegos y catalanes quedaron integrados bajo el paraguas de Podemos.




Además, en estos últimos días a Pablo Iglesias también le han estallado algunos escándalos como consecuencia de los equilibrios entre los pesos de las distintas formaciones a la hora de elaborar las listas. Hasta el punto de que está en duda que puedan reeditarse esas alianzas electorales de cara a unas nuevas elecciones. Al menos en Galicia. Breogán Rioboo, elegido secretario xeral de Podemos en Galicia tras imponerse en unas primarias con mayoría absoluta, fue fulminado por cuestionar a la formación En Marea. Rioboo se niega a dimitir, y desde Madrid han creado a una gestora con la misión de convocar unas primarias en dos meses. Algo similar sucedió en Cantabria, País Vasco y La Rioja, territorios en los que también se ha purgado a los barones.
Frente de izquierdas
No todo son malas noticias para Podemos. Antes de los comicios del 20D se habló mucho de una posible confluencia de esta formación con Izquierda Unida, pero finalmente acudieron a las urnas por separado. Sin embargo, durante las negociaciones que mantuvieron con el PSOE en busca de un posible acuerdo, las formaciones comandadas por Pablo Iglesias y Alberto Garzón escenificaron un buen entendimiento entre ellas a pesar de que pescan en el mismo caladero. En caso de que finalmente llegasen a un acuerdo para acudir juntas a unas hipotéticas nuevas elecciones, los 923.105 votos que logró IU (2 parlamentarios), podrían modificar sustancialmente la composición del hemiciclo, aunque quizá el precio a pagar sería la desaparición de la histórica organización en la que se integra el PCE.



Alberto Garzón, portavoz de IU en el Congreso.

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