El PP arroya en la España sensata, PSOE desaparece y Podemos/Cius se meten a cartujanos.

Nadie duda de que en España solo hay cuatro fuerzas políticas que se reparten el bacalao. Sus líderes no dejan de manifestar su convencimiento de que van a triunfar en las próximas elecciones generales, pero la realidad viven en el temor de sus propios desaciertos, ya sea por no vencer o por quedar fuera del poder a causa de una alianza adversa. Es algo que comparten PP, PSOE, Podemos y Ciudadanos, cuatro fuerzas que parecen mirar al electorado como las vacas al tren.

Los algoritmos  van despejando dudas y la más clara es que el Partido Popular va a ganar por más de dos cuerpos al 2º que, posiblemente, sea el PSOE que ha sido arrollado por el tren de la vergüenza propia al dejar de ser socialistas. Pero, no es menos cierto que al PP le van a faltar 30/35 escaños para la mayoría y más les convendría pactar con el diablo que con Ciudadanos. Aunque muy bien puede pactar con el PNV a lo que si sumamos la más que posible abstención de BILDU y las mareas poco o nada les faltaría para satanizar de una vez para siempre a los Podemos y cía, así como dividir el PSOE en átomos –sin implosión-

Lo malo de la broma, si a los españoles nos da por ponernos cachondos, es que podría salirnos cara, con la generación de una inestabilidad duradera que podría desequilibrar o escoñarlo todo. Por eso, al margen de la jarana que a cada uno le pida el cuerpo, habría que pensar en eso de votar en conciencia, para que luego no acabemos arrepentidos de haber jugado con el pan de cada día, con las libertades y con el futuro.


Hay quienes se manifiestan claramente por un voto de castigo, así, en abstracto, sin más especificaciones. Y yo me pregunto: ¿para castigar a quién? ¿A nosotros mismos? Después de pensarlo un poco, y superada la perplejidad inicial, solo se me ocurre responder: «No, no se molesten, ya están siendo castigados todos». Porque ni uno de nuestros partidos tiene atada y bien atada la menor certeza en sus cuarteles demoscópicos sobre sus resultados electorales. Ninguno. Así vamos, aunque no sepamos hacia dónde. Todavía.

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