Tsipras, Pablo Iglesias y Pedro Sánchez; la terna que está arruinando mentes y bolsillo de sus propios votantes.
Mientras España y
Grecia apuestan por un populismo radical de izquierdas. Los países nórdicos
apuestan con fuerza por populistas
antiinmigración de derechas. Yo, particularmente, opino que los del
mediterráneo, Podemos y Syriza son payasos de la política que solo tratan de
abrir camino a los extintos y totalitarios ejes comunistas y yihadistas. En
cambio los populistas nórdicos luchan en defensa de sus intereses y los de sus respectivas
sociedades nacionales, o sea, son nacionalistas de su país. Por tanto, entre
defensores del bienestar y seguridad de su país y defensores del terror e
intereses de otros países, pasando por antiespañales/griegos como es el caso de
las bandas de Tsipras, Pablo Iglesias y Pedro Sánchez –aunque se envuelva en la
bandera de España es un terrorista comprometido- no dudo en aplaudir y tomar como ejemplo el populismo
nórdico.
El Populismo es un
estilo de gobernar más que una ideología política. Por esta razón, es difícil
identificar un vínculo entre una posición política en particular y el
populismo. Sin embargo, es posible establecer una serie de factores que
caracterizan la mayoría de gobiernos populistas.
Normalmente, el
populismo, utiliza el sentimiento de
opresión de las masas y las injusticias sociales para movilizar al pueblo, a
veces, no en contra de los intereses de las élites sociales o políticas. Los líderes
populistas se mantienen en el poder o cerca de él, precisamente, por medio de
su popularidad, y por esto, es necesario para ellos implementar políticas que
favorezcan al pueblo, lo cual muchas veces significa poner a un lado las leyes
y normas de la constitución. Muchas veces esto se ve reflejado en la
nacionalización de compañías extranjeras, o la decisión de no pagar la deuda
externa. Estás medidas alejan al inversor y como que en todos y cada uno de los
casos su poder se “mueve” en países con mucha deuda externa, caso de
España/Grecia, el inversor que no tiene nación propia, sencillamente, huye de
la guerra política, se deja de pagar la deuda externa y el país queda a
disposición de buitres y ratas de alcantarilla.
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