La diferencia entre democracia y dictadura
es que en la primera, no sabes a quien eliges y en la dictadura se eligen los
gobernantes de por si mismo. Tanto es así que no solo en España, en casi todo
el mundo se está cuestionando el sistema democrático, cáncer, nódulo maligno de
la corrupción. Por ejemplo: En Canadá si un político se atreviese a colocar a
un miembro de su partido a sin superar el principio de igualdad, mérito y
capacidad (examen/oposición) no tendría efectos puesto que, automáticamente, la
central de riesgo y control de los entes públicos lo detectaría, o sea, de poco
o nada merece la pena asumir dicho riesgo. Ya es oficial en Bélgica, Japón,
Holanda…..
En este ocasión, nunca más lejos de la
realidad mi carácter de Liberal. Es que
también trae valor añadido, cada final de legislatura o mandato por
imperativo legal hay que dar paso a 6 meses de Tecnocracia, al objeto de que
depure y fiscalice los vicios ocultos que genera la democracia.
Aquí, en España, todo es diferente de ahí
el mal momento económico por el que estamos atravesando, todo fruto de la
corrupción de Estado. Cuando me refiero al Estado quiero abarcar con este
sustantivo al conjunto de entidades territoriales que en España incluye a las
Comunidades autónomas y a las Corporaciones locales. Contar en cada uno de esos
niveles públicos con funcionarios capaces, independientes y seleccionados de
acuerdo con el imperativo constitucional del principio de igualdad, mérito y capacidad, requisito inexcusable
para poder llevar a cabo las tareas de gobierno. Ahora, cuando de nuevo hablamos de
la reforma constitucional, es preciso aclarar que, en este punto, la
Constitución no necesita cambio alguno. Sí es imprescindible respetar en todo
momento su mandato referido al mérito y la capacidad, el más comprometido y el
más revolucionario. De modo que no hay que modificar nada, ya dice la
Constitución que no es legal el enchufismo. Es cuando menos gracioso, el
exalcalde de Jerez Pedro Pacheco está en la cárcel cumpliendo una condena de 5
años de prisión “por colocar” sin
superar oposición a dos personas de su confianza. Todos o casi todos vivimos en
pueblos o ciudades de los 8116 municipios
que hay en España ¿Quién conoce alguno sin enchufados? Pero, es más, el 94% de
los empleados públicos no han superado ninguna oposición.
Pero seamos realistas y tomemos nuestro
país como corresponde, una dictadura encubierta e indigna: sabemos que un
sistema democrático selecciona al personal político a través de las elecciones
y sabemos asimismo que quienes a ellas concurren no están obligados a acreditar conocimientos
profesionales o técnicos específicos. ¿Se puede cambiar esta
realidad? Difícil….. En la Prusia de principios del siglo XIX el barón von
Stein quiso robustecer la Administración municipal con cargos honoríficos para
que en las asambleas locales se sentaran personas mayores dispuestas
simplemente a ofrecer a la colectividad su experiencia. A lo mejor no sería
malo repasarnos la obra del imaginativo noble prusiano.
Pues bien, por estas razones se debería rodear al
alcalde o al ministro de un talabarte compuesto por funcionarios especializados,
reclutados con absoluta limpieza competitiva, retribuidos de forma objetiva y
con una carrera administrativa perfectamente reglada. Es
decir personas que puedan desarrollar su trabajo alejadas de los sobresaltos
que desencadenan los caprichos o las ocurrencias de quienes son -y, ojo, deben
seguir siendo- sus superiores naturales. Desterrar las corruptelas ligadas a
los vicios del prebendalismo, del amiguismo, del compadreo partidario o
sindical, de las “libres designaciones” es la tarea relevante de esta hora en
la que nuestras.
Qué lejos aquellos tiempos de las oposiciones,
aquellos últimos repasos de última hora……………..Hoy, igual para evitar aquellos
males, la igualdad no existe ni en justicia, el mérito siempre es del político
y la capacidad de nadie. Solo os invito a meditar nuestra realidad económica y
social.
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