Los
enfrentamientos entre Rusia y Ucrania con la inevitable suspensión del
suministro de gas, de momento, a Ucrania
y las restricciones que provocará en Europa las decisiones de Gazprón debe ser
una buena oportunidad de ”oro” para el
desarrollo del sector en España como país estratégicamente mejor situado para
garantizar el suministro a toda Europa.
La UE está estudiando distintos planes de choque para diversificar las fuentes de abastecimiento ante los cambios que se están produciendo en el mapa mundial de la energía tras la posición de Rusia, su acercamiento comercial a China y el cerco a Ucrania, territorio por el que pasaba hasta ahora la mitad de los 160 billones de metros cúbicos de gas ruso exportado a Europa. Lo que si está claro es que todos las posibilidades pasan por España como punto estratégico.
Algo más
del 30% del consumo de gas en Europa proviene de Rusia. Sin olvidar que hay
países cuya dependencia es total, como en el caso de Letonia, Lituania,
Eslovaquia, Estonia, Finlandia, Hungría y Bulgaria.
La
posición del Gobierno ruso, ya irrevocable, respecto a Ucrania amenaza la seguridad de
suministro y por ello es necesario reducir su peso sobre la dieta energética
del continente. España, según las estimaciones de las empresas gasísticas, está
en condiciones de abastecer el 12% del
gas que procede de Rusia, pero para ello es fundamental mejorar las
interconexiones con Francia para poder llevar el suministro por toda la red
europea. La capacidad de nuestro país para inyectar gas a toda Europa está
fuera de toda duda, pero tenemos que completar las infraestructuras. Es una
pena que con 6 millones de parados haya regasificadoras en situación de
abandono total y tramos “sin conectar”.
En estos
momentos podemos recibir más de 51 billones de metros cúbicos de gas de Argelia
a través de los gaseoductos Medgaz y Tarifa y otros 60 billones mediante las
seis plantas de regasificación que se encuentran en activo y en las que se
introduce gas procedente de once lugares distintos. España dispone del 36% de
capacidad de regasificación de todo el continente, una posición clave en la
nueva geopolítica energética. Y una pieza que tiene que encajar en todo este
puzzle es la regasificadora de El Musel.
Hace dos
meses dijo el Ministro de Industria en
Gijón que España representaba la solución al abastecimiento energético en la
UE. La planta gijonesa forma parte de ella y que las obras de conexión con la
Llanera empezarían en breve, aun no han comenzado y dentro de un mes “empieza
el frío” en los países nórdicos que, por supuesto están buscando otras
soluciones.
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