Debo de reconocer que no soy partidario de las televisiones públicas
ni incluso si cumpliesen el presupuesto determinado para tal fin. De la misma forma que equivocadamente, los
políticos, privaron a RTVE de publicidad,
todo para las privadas. Por ejemplo, La Sexta, la salvó dos veces Zp de la
ruina total (sin eres) y, al menos, tres, la altozana Ministra, Carmen Chacón. –dos
en el mismo año- Por curiosidad “ojeo” el BOE y solo aparecen subvenciones. ¿Qué
cojones subvenciones? Dinero del contribuyente. La cuatro, no genera publicidad
–único ingreso recurrente- se une a T5 que pignora todos sus activos a
Berlusconi –su exmujer- Si, si incluidos bienes e inmuebles están hipotecados
por el magnate italiano. De modo que antes del 30 de Junio y como que no puede haber concurso de
acreedores, se adjudicará el consorcio y no va a quedar ni Belén Esteban. Por
motivos profesionales, me reservo mi opinión sobre A3. No poco se han
aprovechado los políticos de esta manada de gilipollas.
La actualidad de mentirijilla dice: Don Alberto Fabra,
presidente de la Generalitat Valenciana, se puso el uniforme de populista
responsable y lo soltó: “No cerraré colegios ni hospitales por una televisión
inasumible”. Y con tan contundente oratoria cerró la empresa pública RTVV,
Canal 9. Fin de una aventura audiovisual pública. 1.700 trabajadores a la
calle. La expresión más dramática de la crisis del sector. Ahora alguien tendrá
que pagar los mil millones de deuda acumulada. Habrá que afrontar la
liquidación de personal. Nadie de peso pagará por una gestión ruinosa y se
cumple sin piedad una ley de mercado: los dispendios de los dirigentes y la
falta de política empresarial que merezca recibir tal nombre la acaba pagando
el más débil, que es el trabajador.
Todos se preguntan ¿Qué
ha ocurrido en esa televisión pública, como en la gran mayoría de teles
autonómicas, con la brillante excepción de TVG? Que en los tiempos en de bonanza
económica cuando sobraba el dinero los gobernantes sufrieron un ataque de perturbación,
contrataron sin límites, se metieron en gastos propios de una televisión
nacional y no hubo problemas de tesorería porque fluía la publicidad, la
Comunidad Valenciana era una explosión de progreso y qué diablos: esos
gobernantes salían muy guapos en los telediarios. El gasto se transformaba en
inversión? en imagen del presidente y los consellers. Y cuando el dinero empezó
a escasear, no hubo ni la menor política de austeridad. Hasta que todo saltó
por los aires. Ahora se reabre un viejo debate: ¿debe haber televisiones y
radios autonómicas de titularidad pública?
Y una última reflexión:
los sindicatos. Denunciaron el ERE, pero no se les ocurrió pensar que esa era
la única solución si querían salvar algún puesto de trabajo. Son tan antiguos
que piensan que el dinero de la empresa pública no es de nadie y llega a las
nóminas con solo apretar un botón. No aceptaron soluciones de salvar a la
empresa, sino de pura conservación de su estatus. Ellos también tienen su
altísima parte de responsabilidad. Ojalá aprendan esta lección, porque tendrá
que haber más ERE, más despidos y más cambio de empresas por un hospital. Qué
grado de prepotencia habrá que ni han recurrido al Supremo. Termino: El consejo
de administración de Canal 9 pagó e indemnizó a tres víctimas por “acoso” sexual
de un altísimo jefe de la televisión autonómica valencia.
Henriette Casado Cuantas razón tiene ....Juan
ResponderEliminarLa pura realidad, Juan. Pero nuncan quedarán todos contentos.
ResponderEliminarPor mi parte sobran todas.
ResponderEliminarSon el Pravda de los políticos.
ResponderEliminarUna época inolvidable,
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