Margatet Tatcher, ex primera ministra británica, falleció a los 87 años víctima de un derrame cerebral, recibiró un funeral ceremonial, similar al de la Reina Madre y la princesa Diana.
En un comunicado, Downing Street descartó por completo un funeral de Estado para la llamada "Dama de Hierro", sin embargo subrayó que recibirá un funeral ceremonial con todos los honores militares, con consentimiento de la reina Isabel II de Inglaterra.
"Downing Street puede anunciar que,
con el consentimiento de la reina, la señora Thatcher recibirá un
funeral ceremonial con honores militares", destacó.
La oficina del gobierno del primer ministro David Cameron
indicó que los funerales se realizarán en la Catedral de San Pablo con
la asistencia de "una gama amplia y diversa de personalidades" y tras el
cual se efectuará una cremación privada.
El comunicado indicó que la fecha del
servicio funeral se efectuará conforme a los deseos de la familia de la
ex primera ministra británica "Todos los detalles se están decidiendo
conforme a los deseos de la familia de Lady Thatcher", concluye el
texto.
El funeral ceremonial de Thatcher
será similar al que recibieron la Reina Madre y la princesa Diana, el
servicio está por debajo del funeral de Estado y es reservado a los
monarcas y altas personalidades como Isaac Newton, Horacio Nelson o
Winston Churchill.
"Con gran tristeza Mark y Carol
Thatcher anunciaron que su madre, la baronesa Thatcher, murió
tranquilamente después de un ataque cerebral esta mañana", declaró Bell
en un comunicado.
Nacida en 1925 en Grantham, una
pequeña ciudad del noreste de Inglaterra, Thatcher ha sido la única
mujer que ha estado al frente del gobierno en la historia de Reino Unido
y la persona que más años desempeñó el cargo.
La "Dama de Hierro" será recordada
como una de las figuras políticas más influyentes del siglo XX por sus
contundentes políticas liberales.
“No creo que habrá una mujer primer ministro en mi tiempo de vida”,
dijo hace muchos años una de las líderes más notables y poderosas del
siglo XX, Margaret Thatcher, quien falleció este lunes a los 87 años, dejando una huella en la historia del mundo.
Fue una líder de fuertes convicciones, la primera mujer primer ministro de Gran Bretaña, cuya vida estuvo rodeada de polémicas y acciones políticas que
generaron gran número de críticas y acusaciones alrededor de su
persona. Pero sin duda fue una de las mujeres más influyentes del siglo
XX y te compartimos las pautas del estilo de liderazgo que la hicieron:
la Dama de Hierro, y de las cuales quedan importantes lecciones.
“No soy una política de consenso. Soy una política de convicciones”. Y una de sus convicciones radicaba en una economía libre. De hecho, el “Thatcherismo” es como se le bautizó a sus convicciones políticas, sociales y económicas.
Ella creía en promover baja inflación, libre mercado, disciplina
financiera, control del gasto público y la privatización. También, tenía
fuertes puntos de vista en contra del comunismo, lo que hizo que se le
nombrara, por parte de un periódico ruso, como la Dama de Hierro, un
apodo que recibió con gran orgullo, y un ejemplo de vivir siempre fiel a sus principios y creencias.
Aprende a manejar la controversia
Su estilo de liderazgo denotó que tomaba acción aún
en contra de la opinión popular. Ejemplo de ello fueron sus políticas de
imponer un programa de reducción de gastos en escuelas, que resultó en
la eliminación de la leche que se daba a los niños.
Su decisión le ganó el apodo de “Margaret Thatcher la ladrona de
leche”. Y de esto, ella dijo: “Aprendí una valiosa lección [de esta
experiencia]. Había incurrido el máximo odio político por el mínimo
beneficio político”.
Los líderes verdaderos toman las decisiones correctas, aunque ello no
signifique que tendrán el apoyo o nivel de popularidad por parte de
aquellos a quienes lidera, generando controversias.
No digas, actúa
Su primer periodo como primer ministro lo recibió con grandes
desafíos (como la recesión). La situación apremiante la obligó a actuar
inmediatamente, tomando decisiones difíciles como recortar drásticamente
el gasto público, privatizando industrias como la del petróleo, agua y
electricidad. Los resultados de estas acciones llegaron en la forma de
la recuperación de la economía de Gran Bretaña.
Su filosofía personal consistía en actuar en vez de hablar,
lo cual ella explicó elocuentemente con la frase: “Si quieres que algo
se diga, pídeselo a un hombre. Si quieres que algo se haga, pídeselo a
una mujer.”
Convierte tus debilidades en fortalezas
Antes de ser elegida como primer ministro, Margaret Thatcher era
criticada por utilizar cierto acento y dialecto considerado como algo
desagradable de su pueblo natal en Gran Bretaña.
Un periódico le criticó diciendo que su voz se escuchaba como “uñas
de gato en un pizarrón”. Pero para esto, la Dama de Hierro ya estaba
trabajando con especialistas para entrenar su voz. Esto la llevó a
convertirse en una figura pública reconocida por sus poderosos
discursos. Inclusive, al finalizar su periodo como primer ministro,
escribió muchos libros y se continuó exitosamente como oradora
profesional.
Hay muchas otras lecciones que podríamos aprender de esta líder, cuyo
cargo como primer ministro le costó doble trabajo, pues fue la primera
mujer en ocupar el puesto, y aunque Gran Bretaña es un país de primer
mundo, también es muy tradicional, lo que tiene mayor mérito para una mujer en un mundo político de hombres.
Además, lo hizo durante más tiempo que nadie en la historia moderna. Y
tuvo que enfrentar gran oposición política y social al desafiar al
status quo de toda una nación para llevar a su país exitosamente hacia
los albores del siglo XXI.
Margaret Thatcher dejó un gran legado, como mujer, como económista
(es prácticamente la precursora del liberalismo), y como líder que
si bien fue muy controversial, se impuso como una mujer de acción, una
Dama de puro Hierro.
Durante los tres periodos en los que Margaret Thatcher se encontró al frente del Reino Unido nada volvió a ser igual, ya que la llamada Dama de Hierro transformó al país que en ese entonces se encontraba en medio de una debacle económica y política.
Dicha transformación se dio a través de una serie de medidas económicas liberales, como la privatización de industrias estatales y el transporte público; la reforma de los sindicatos, a los que despojó de poder; la reducción de los impuestos y del gasto público; y la flexibilidad laboral, entre las más importantes.
Tras consolidar su crecimiento político y derrotar a los antigüos
liderazgos, tanto de su partido como rival, Thatcher llegó al número 10
de Downing Street con la convicción de que llevar a cabo una renovación del Reino Unido para evitar su caída.
Por ello centró sus esfuerzos como primera ministra -la única mujer en ocupar este cargo- en reparar las finanzas del país mediante la reducción del papel del Estado e impulsar el libre mercado.
Para lograrlo tenía que cortar la inflación, y así lo intentó al
disminuir los impuestos directos sobre la renta e incrementar los
impuestos indirectos, las tasas de interés -para disminuir el crecimiento de la oferta monetaria-.
Todo ello fue fundamental para el propósito de su gobierno y
pronto se introdujo un presupuesto radical de impuestos y recortes de
gastos, como los de servicios sociales en educación, lo que no agradó a
muchos, tanto así que estos cortes hicieron que se convirtiera en la
única primer ministro graduada de Oxford en la
posguerra que no recibiera un doctorado honorario de esta universidad,
después de una votación de 738 contra 319 votos de la asamblea del
gobierno y una petición estudiantil.
Por otro lado, también su gobierno presentó proyectos de ley para frenar la militancia sindical y
privatizar las industrias estatales, cuya meta era permitir que la
gente pudiera comprar sus casas o adquirir acciones en las empresas del
Estado; así, entre otros beneficios, logró integrar a millones de
personas en la economía.
Asimismo, hizo con sus nuevas políticas monetarias que la capital británica se convirtiera en uno de los centros financieros más vibrantes y exitosos del mundo.
Sin embargo estas modificaciones no eran del agrado de todos,
principalmente de sus críticos, quienes apuntaban que sus decisiones
estaban generando un "páramo industrial" y elevaba el desempleo a más de
tres millones de personas.
En este sentido, se enfrentó al malestar de un sector de la banca
conservadora y algunos disturbios en el centro urbano londinense que le
obligaron a replantear su estrategia, pero fiel a su estilo dijo en una
conferencia de su partido en 1980 que solo tenía una cosa que decir a
quienes esperaban que cambiará de sentido: "la dama no va a dar vuelta".
Para 1982 el Reino Unido comenzó a mostrar señales de recuperación económica,
la inflación comenzó a disminuir al pasar a 8.6% desde un pico de
18%.1, aunque el desempleo seguía siendo una de preocupaciones más
serias.
El año 1983 lucio mejor, el crecimiento económico general se
fortaleció y tanto la inflación como las tasas hipotecarias alcanzaron
sus valores más bajos desde los 70; pero igualmente la industria caía en
un 30% desde 1978 y el desempleo permaneció como el principal problema,
registrando en 1984 un pico de 3.3 millones de personas sin empleo.
Fue hasta 1987 que la falta de trabajo fue disminuyendo, la economía se estabilizó y se fortaleció, y la inflación bajó.
Para ese entonces, las encuestas de opinión era lideradas por los
conservadores, de la mano de Thatcher, quein consiguió el apoyo
electoral para tener su tercer periodo consecutivo, pero ese relación
comenzó a desmoronarse luego de que la Dama de Hierro reformara el
sistema de impuestos locales al reemplazar los gravámenes domésticos con
el cargo comunitario, o poll tax, con el que todos los adultos residentes pagaban una misma cantidad.
Así, este nuevo impuesto fue introducido en Escocia en 1989 y en Inglaterra y
Gales al año siguiente, convirtiéndose en una de las políticas más
detestadas durante todo el mandato de Thatcher, tal como lo exhibió el
descontento público en una manifestación de más de 70,000 participantes
en Londres el 31 de marzo de 1990.
Otro punto que generó simpatías a la baronesa Thatcher de Kesteven, su grado nobiliario, fue el de la Guerra de las Malvinas,
que impulsó su popularidad en abril de 1982 cuando anunció su respuesta
decisiva para la invasión argentina, que en junio siguiente derivó en
la rendición del país sudamericano y la recuperación de dichas islas.
La victoria en las Malvinas, junto con desorden en el Partido Laborista,
aseguraron la victoria aplastante del partido conservador en las
elecciones de 1983 y con ello la primera reelección de Thatcher.
Para muchos una estampa fiel de la personalidad de Thatcher se dio en octubre de 1984, cuando el Ejército Republicano Irlandés (IRA, por sus siglas en inglés) realizó un atentado en su contra durante un evento realizado en un hotel en Brighton.
El movimiento secesionista instaló una bomba en la conferencia del
partido Conservador, misma que hizo estallar matando a cinco personas e
hiriendo de gravedad a muchos más.
Sin embargo, con la intención de mostrarse indestructible ante
cualquier circunstancias, la primer ministro no dudó en continuar con el
encuentro pese a los destrozos en el hotel y aclarar a sus atacantes
que destruir la democracia con terrorismo.
No obstante, la caída de la Dama de Hierro llegó desde el seno de su
propio partido, que descontento por la determinación de Thatcher -el
atributo que la había llevado al poder 11 años atrás- organizó una
revuelta interna que se llevó a cabo el 22 de noviembre de 1990.
Días después, el 27, se mostró frente a los parlamentarios británicos
para responder diversas cuestiones sobre sus planes para seguir al
frente del gobierno.
Su salida de Downing Street estuvo marcada por el llanto de la líder
considerada indestructible, y dejó la Cámara de los Comunes en 1992,
desde entonces se refugió en el elegante barrio londinense de Belgravia,
donde continuó preparando lucrativas conferencias y redactando sus
memorias.
Su actividad pública fue desde entonces muy discreta, con algunos
realces en los últimos años de los 90 y los primeros del nuevo milenio,
sin embargo a partir de marzo de 2002 su salud se volvió su principal
obstáculo, a lo que se sumó la muerte de su esposo, sir Denis Thatcher,
en junio 2003.
En los últimos años, tras varios accidentes cardiocerebrales,
Thatcher se alejó por completo de la vida pública en Londres y fue hoy
que un ataque de apoplejía terminó con la vida de esta emblemática mujer
del siglo XX.
Muy bueno a esa Dama De hierro ¡ gran aporte es bueno saber aunque no comparta su filosofía ¡ es la historia del mundo por lo tanto es cultura ¡ gracias
ResponderEliminarPara mi el ejemplo a seguir por los políticos del siglo xxI
ResponderEliminarPara unos heroina, para otros tirana.
ResponderEliminarMarcó un hito en la historia mundial.
Jamás nadie hizo tanto por la historia del mundo.
ResponderEliminarLa dama de hierro y del carbón.
ResponderEliminarSerá recordada por sus éxitos, no por sus fracasos.
ResponderEliminarUn modelo de mujer y de Gobierno.
ResponderEliminarUnió al mundo y ella lo sabía.
ResponderEliminarUn ejemplo a seguir, Juan.
ResponderEliminarIgual que Zapatero y Rajoy, jajajajaja.
ResponderEliminarBuen resumen de sus logros.
ResponderEliminarYo me puse a pensar que habría pasado si ella hubiera tenido ideas progresistas y escribí mi reflexión en este post
http://tangledpolitics.wordpress.com/2013/04/09/si-margaret-thatcher-hubiera-sido-de-izquierdas/