¿Qué
mensaje tiene Sánchez para los policías lisiados que tuvieron que
abandonar el cuerpo y segar su vida profesional, como consecuencia de
las secuelas que les causaron los actos violentos del procès?
Ahora que los CDR y del «Tsunamic democrátic» van a quedar impunes para
que Sánchez siga siendo presidente, uno se pregunta y recuerda a los
cientos de agentes que sufrieron lesiones y heridas al ser atacados en
los momentos más violentos del «conflicto catalán», sobre todo en 2019
al conocerse la sentencia contra los sediciosos que se pudo llevar ante
los jueces. ¿Por qué estaban allí esos policías, a qué los mandaron,
acaso no fueron a defender la Constitución y la ley? En el colmo de su
cinismo, Sánchez llegó en su día a visitar a los agentes heridos en los
hospitales de Cataluña. Y ahora le manda el mensaje de que su sacrificio
no sirvió para nada y amnistía a quienes destrozaron sus vidas porque
tiene que hacer «de la necesidad, virtud».
El
policía nacional vigués Iván Álvarez tuvo que ser dado de baja en el
cuerpo por no haber sido capaz de superar las lesiones que le causaron
los defensores de los sediciosos de modo violento, pese al casco, estuvo
a punto de ahogarse en su propio vómito, sobrevivió de milagro con
graves secuelas funcionales y alternaciones en el cerebro y órganos
vitales como consecuencia del golpe que recibió por el impacto de un
adoquín; por su parte, el coruñés Ángel Hernández, a los 45 años,
también tuvo que aceptar la baja en el cuerpo por su incapacidad física
para las funciones policiales. En el caso de Ángel Hernández, que sufrió
fractura abierta en el brazo derecho, no fue posible mejora alguna. Fue
objeto de un homenaje por parte de sus compañeros en el coruñés cuartel
de Lanzas, el día que fue a firmar su forzada jubilación, quienes le
entregaron una bandera de España. Ahora Sánchez concede la amnistía a
quienes destrozaron la vida de estos dos jóvenes y la de otros muchos.
¿Cuál sería su mensaje para ellos?, porque estos dos gallegos son parte
del conjunto de agentes heridos durante los disturbios de Barcelona de
octubre de 2019, que no pudieron superar las graves secuelas que les
dejó estar en la primera línea de la defensa de la Constitución. En
total, en aquellos episodios, fueron heridos 280 policías, algunos de
ellos luego acusados luego de «violencia policial» y sufrieron el acoso
de esas masas, a las que ahora se otorga total impunidad, pese a que
atacaron a los agentes con adoquines y piedras de hasta 20 kilos.
Esos
policías tienen nombre y apellidos y familias. ¿Qué pueden pensar de la
evolución de los acontecimientos? ¿Para qué sirvió su sacrificio?
Cuando uno ve las fotos de los incendios y los estragos y el pillaje de
aquellos días, testimonio irrefutable de violencia y vandalismo, que
además estaba planificado, y resulta ahora que eso era el democrático
ejercicio del derecho de manifestación y la libertad de expresión, como
viene a decir la proposición de Ley de Amnistía del PSOE, para que un
amoral siga en la Moncloa, toda persona de bien, piense lo que piense,
tiene que sentir profunda indignación. ¿Cómo se puede decir que la serie
de algaradas, asaltos, estragos y manifestaciones violentas, los
saqueos y el bloqueo de infraestructuras estratégicas, como el
aeropuerto y la estación de Sants, así como la autovía AP-7 y otros
nudos y enclaves, era la manifestación de una discrepancia de carácter
político? Pues se dice.
Hay
dos aspectos que, a mi entender destacan, luego de leer y releer la
«Proposición de Ley Orgánica de amnistía para la normalización
institucional, política y social en Cataluña». El primero es que una
gran parte del texto es una autojustificación de la ley misma, por
encima de su razón final y, sobre todo, segundo aspecto, la obscena
reiteración con que pretende envolverse en la Constitución, precisamente
para otorgar la impunidad quienes se alzaron contra ella y la descarada
tergiversación, como recurrible argumento, a la amnistía de 1977.
Porque lo que aquí se ventila son toda serie de delitos comunes, ahora
respaldados, pese a su vulgaridad penal.
Claro que lo más sabroso,
aparta de lo substancial, es el modo en que los dirigentes del PSOE
adoban sus valoraciones y comentarios sobre el texto conocido, para que
con todo cinismo digan lo contrario de lo que afirmaban hace apenas unas
semanas para cubrir y envolver con el manto de la Constitución a
quienes no sólo quisieron rasgarlo, sino que hasta la fecha perseveran
en que a ellos no les incumbe someterse a ella, porque sus intenciones
repetidas y permanentes no han cambiado, la independencia. Y por ello, a
la hora de explicar el verdadero motivo del «alivio penal», que suena
mejor, no aparece rastro del verdadero, como todo el mundo sabe. ¿Y es
que tiene otro? El buen leguleyo debe ser exhaustivo a la hora de armar
estribos donde cargar su propuesta y en este caso se acude a todos los
frentes posible. Porque lo que queda claro no es, como se dice, la
solidez del sistema democrático, sino la impudicia de quien lo enloda
con tal de seguir en el poder.
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