Patxi López y Pilar Alegría toman posiciones para suceder a suceder a Sánchez
El Patxi es bien visto por el partido como «líder de transición» mientras que la actual ministra de Educación es la gran ‘tapada’ de la cúpula sanchista
Ya nadie en el PSOE habla de una victoria como escenario posible. Los acontecimientos de las últimas horas han permitido conocer que la derrota está también en la impenetrable mente de Pedro Sánchez. Lo único que se contempla es una carambola, que el destino vuelva a brindar al líder del PSOE un nuevo golpe de suerte, confirmando que sigue teniendo baraka y una vida más en el horizonte político. Pero la realidad se impone a los deseos sanchistas, y con las señales inequívocas de unas listas electorales que rezuman derrotismo, el diagnóstico más compartido en el PSOE es que la única sorpresa el 23-J será un resultado del PP «por encima de todas las perspectivas», que incluso le permita prescindir de Vox.
Por eso, el PSOE se mueve. Con maniobras discretas que permitan tejer el patrón del proceso de transición y con la duda de si el resultado electoral permitirá alargar o acortar este proceso. «Se ha roto el tabú, todos estamos ya en el Congreso Extraordinario; la duda es cuándo será. Si el resultado es muy malo, Sánchez tendrá que convocarlo rápido, no podrá quedarse en la bancada de la oposición, tendrá que dimitir», aseguran a los socialistas más críticos. Los todavía partidarios no descartan esa posibilidad pero se malician de que «Pedro no querrá irse sin dejarlo todo atado y querrá esperar a julio del 2024», cuando cumple una década al frente de la secretaría general del PSOE.Un horizonte demasiado lejano que, sin embargo, no sería descartable para el secretario general del PSOE que intentó atrincherarse después de que le dimitiera la mitad de la Ejecutiva y forzar unas urnas in extremis en el Comité Federal de octubre de 2016 que le derrocó.
Movimientos sutiles
Como ya adelantamos se produce una nueva debacle electoral. Maniobras que ahora se precipitan tras haber llegado tarde al 28-M. Como explican fuentes socialistas, ahora mismo «Pedro y todo su equipo están en shock». Sus encuestas dijeron lo que querían oír y «estaban absolutamente convencidos de que le sacaban un punto y medio al PP y que no perdían en Extremadura ni en la Comunidad Valenciana. Lo vieron esa misma noche». Un baño de realidad que obligó a actuar rápido, fruto de una noche en vela en Moncloa que derivó en el salto mortal del adelanto electoral. El problema es que la política de los golpes de efecto lamina la reflexión y «no pensaron que una disolución inmediata no dejaba tiempo para remontar y controlar al tiempo al partido».
Víctima de esa precipitación, tanto el propio Sánchez como su más cercanos se han remangado para ir sondeando al partido sobre un «líder de consenso» que evite «abrirnos en canal». La cuestión son los nombres que estarían en liza para suceder a Pedro Sánchez. Según ha podido saber, son dos los aspirantes que «quieren y ya empiezan a hacerlo saber» al partido: el portavoz parlamentario del PSOE, Patxi López, y la ministra de educación y portavoz de la Ejecutiva, Pilar Alegría.
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