NI el PSOE va a convocar
elecciones ni Mónica Oltra va a dimitir. Pero cierto y verdad es que la cúpula
socialista está atrincherada por los propios socialistas de base. Se supone que
la próxima semana saldrá la sentencia de los ERES andaluces en la que todos
están condenados. Aprovechando la ocasión, el PP va a pedir vía congreso un
nuevo estado de las cuentas en Madrid y la comunidad valenciana. No es menos
cierto que ni Pedro Sánchez ni Ximo Puig ni la ministra de economía van a dar
ningún referencia contable y vía judicial podrán terminar la legislatura, otra
cosa bien distinta es que sean los algunos diputados socialistas quienes pongan
el grito en el cielo.
La dirección socialista
enmudece ante los últimos datos que acentúan la fuga de voto de la candidatura
de Espadas a la de Moreno
Un jarro de agua fría emocional
que no aporta consuelo alguno en el desfondado PSOE andaluz, entregado a la
recta final de una compleja campaña a la que solo le faltaba la ola de calor.
El baño de realidad de los últimos datos que les llegan a los socialistas no
ayuda a dar ese empujón final de las últimas 48 horas de la contienda
electoral. Mientras se suspenden los actos de las horas centrales del día, se
adelanta la entrega de propaganda electoral en los mercadillos y se aplazan a
las ocho de la tarde los mítines, los socialistas andaluces reciben noticias de
una merma en el techo demoscópico de su candidato, que ahora es de 26 escaños.
«Quizá menos», dicen los
pocos privilegiados con algo de información frente a la política del silencio
que se ha establecido en Ferraz sobre sus propios trackings internos. No hay
filtraciones pero sí sensaciones y no son buenas. Las fuentes socialistas que
auguraban un resultado de entre 30 y 32 escaños, esquivan ahora las cifras pero
sí admiten que el umbral psicológico de 30 escaños se antoja ya «lejano» y que
el techo de Espadas no sobrepasa los 26 parlamentarios.
El motivo es la fuga de voto
sostenida en el tiempo que se está produciendo del PSOE al PP. Un «voto
prestado» que asciende hasta el 20% del votante socialista y que permite
afirmar que «aquí, quien va a parar a la ultraderecha es Juanma Moreno». En el
PSOE andaluz tiran de autocrítica y aseguran que el candidato del PP «ha hecho
la campaña que teníamos que haber hecho nosotros» erigiéndose en el voto útil
contra Vox. A juicio de los socialistas andaluces, Juan Espadas «le ha hecho la
campaña a Vox» centrándose en contraponer su programar con la formación de
Santiago Abascal en lugar de contraponer su programa contra el PP.
«El acierto de Moreno»
Por contra, el «acierto de
Moreno» ha sido ignorar a Macarena Olona y sus provocaciones y proyectarse como
el antídoto y dique de contención para la entrada de Vox en el gobierno de la
Junta. Según fuentes del PSOE andaluz, el candidato del PP ha sabido
capitalizar la imagen de moderación y proyectarse como la única opción frente
al voto del miedo. «El mensaje de Juanma funciona, especialmente en los
sectores más progresistas, como el colectivo LGTBI», que temen especialmente
una involución en las políticas sociales que acarrearía la entrada de Vox en la
Junta.
De ahí el éxito del «voto
prestado al PP» al que ayuda el «fracaso de Espadas como alternativa» y que
tendría que haber centrado su estrategia de campaña en «quitarle la careta a
los ‘populares’». Los socialistas andaluces descuentan la derrota de su
candidato, la debacle incluso, y piensan ya en la importancia de recuperarse
para no perder la verdadera fuerza de los socialistas en el ámbito municipal,
donde los alcaldes del PSOE gobiernan en más del 55% de los consistorios. «Es
importante que el voto prestado no se convierta en un voto hipotecado en las
municipales», es decir, que «podamos recuperarlo» gracias al tirón de los
alcaldes que ha demostrado no tener el candidato socialista a la Junta.
El «terremoto»
De cumplirse esta
expectativa de un techo de 26 escaños, las citadas fuentes hablan de
«terremoto» en el PSOE andaluz. «Si eso ocurre, los secretarios provinciales no
vamos a poder controlar a nuestras agrupaciones», explican estas fuentes en
sintonía con el sentir de la dirección federal que auguraba hace semanas que
«por debajo de un millón de votos, no vamos a poder sostener a Juan Espadas».
El fantasma de la gestora sobrevuela por tanto a la federación más numerosa del
PSOE en España si bien fuentes cercanas a Pedro aseguran que «no va a hacer
cambio alguno» a partir del 20-J.
Sin embargo, los socialistas
andaluces ven casi imposible que se pueda pasar página de una debacle sin
precedentes como la que esperan en San Vicente. Se habla incluso de la
posibilidad de que pudiera prosperar la llamada ‘vía Oscar López’, la dimisión
de la mitad más uno de la ejecutiva regional que utilizó el hoy jefe de
gabinete del presidente del Gobierno en sus tiempos como secretario de
Organización del PSOE en Castilla y León y sirvió para derrocar al propio
Sánchez en su ‘primera vida’ como secretario general en Ferraz. Una fórmula que
serviría para forzar la caída de Espadas en caso de que Sánchez se niegue a
disolver la federación y montar una gestora.
Una «voladura controlada»
que permitiría actuar de forma rápida para que los socialistas se laman las
heridas y se pongan a trabajar de cara a las municipales de mayo de 2023. «La
gente no quiere guerra, pero tampoco silencio», explican desde un PSOE andaluz
donde salvar los muebles se antoja ya una meta imposible.
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