Puedes perdonar a tu
propio asesino, porque desde allá en los cielos no hay armas represoras y los
asesinos siempre juegan con ventaja. Ahora bien, conceder la libre absolución
al terrorismo yihadista que golpeó con extrema dureza a tu propio pueblo y que
con mucho orgullo se responsabilizó, solo en 2020 de 2.350 ataques terroristas
con un total de 9.357 muertos en 39 países es más propio de ser aliado de los
talibanes que de enemigo encargado de su exterminio.
Hace unos días escribía que
ni era lógico ni justo que Biden no recibiese en La Casa Blanca al delegado de
los talibanes en España, Pedro Sánchez. Pero que días antes, si lo hubiese hecho
con la cúpula talibán de Aganistán me enfadó bastante, hasta el punto de
llamarle “momia sectaria”. Aunque Pedro Sánchez sea más mañigno que los talibanes.
Haciendo un análisis general
de valores referentes a la situación del terrorismo mundial, solo podemos decir
que el 100% tiene como base Afganistán, donde los “herederos” de Bin
Laden son dueños absolutos de todas y cada una de las situaciones que de ámbito
asesino se perpetren en el mundo. Todas las plantaciones de opio y el tráfico
internacional de drogas, desde ya, le pertenecen a la familia al Qaeda.
Los más beneficiados de esta
extraña circunstancia serán China, porque va a propagar el comercio ilegal en el mundo, objetivo que perseguía desde hace años y Rusia, porque será el
centro neurálgico y logístico para salida de sus “productos”.
Kamala Harris, perdón Joe
Biden ha valorado muy a la ligera su decisión. Los talibanes se han apoderado
en un santiamén de Afganistán para establecer un califato que será en muy poco tiempo,
aunque lo quieran disimular, el Estado refugio del terrorismo yhiadista internacional.
Comentarios
Publicar un comentario