Es la misma Argentina que siempre
vuelve: los peronistas en el siglo XXI. Mauricio Macri, desçmasiado luchó con unas arcas vacias.
El conurbano bonaerense ha sido clave para que
regrese al poder la alianza peronista liderada por Cristina y Alberto.
En Argentina todos son
peronistas. Pero cada uno lo es a su manera. No es casual que el tradicional
Partido Justicialista se haya presentando en las elecciones del 27
de octubre reconvertido en el Frente de Todos. «Unidos venceremos», decía Juan
Domingo Perón, el pionero, electo presidente tres veces, que da nombre a un
movimiento que va más allá de lo que significa un partido político al uso.
Alberto Fernández (Buenos
Aires, 1959) será presidente de Argentina el próximo 10 de diciembre tras
vencer en primera vuelta al actual jefe del Estado, Mauricio Macri, que lidera
Juntos por el Cambio. Fernández, quien compartía cabeza de cartel con la ex
presidenta Cristina Fernández de Kirchner, ha logrado unir las diferentes
tendencias del peronismo y así reconquistar el poder.
En 2015 venció Mauricio
Macri, ex presidente del Boca Juniors y empresario de éxito, tras 12 años de
nestorismo y kirchnerismo. Macri es el primer presidente no peronista que logra
culminar su mandato. El reto ahora es conducir una transición ordenada. Su
candidato a vicepresidente, Miguel Ángel Pichetto, era un peronista que se
autodenomina «racional». . Ni Macri es ajeno al peronismo.
Todo indica que Alberto
Fernández, presidente electo, y Mauricio Macri, quien se ve como alternativa
sólida al peronismo, van a esforzarse en conseguirlo. El lunes, tras
proclamarse la victoria de Fernández en las urnas, se reunieron en la Casa
Rosada a primera hora con este fin. Juntos emitieron un comunicado con la
intención de tranquilizar a los mercados financieros.
Ahora lo que consideramos
prioritario es superar la grieta. Somos el Frente de Todos. Y todos es todos»,
dice Francisco D’Iuso, dirigente político sindical argentino
«Ahora lo que consideramos
prioritario es superar la grieta. Somos el Frente de Todos. Y todos es todos.
Hay que atender, sobre todo, a los más necesitados, a quienes más han sufrido
por las medidas económicas que se han adoptado», explica Francisco D’Iuso,
dirigente político sindical de la Administración Federal de Ingresos Públicos.
En Argentina fue el
periodista Jorge Lanata el primero que utilizó el término «grieta» en un
artículo en Página 12 en 1989. Lanata aludía entonces a quienes estaban a favor
y en contra del régimen militar, que impuso el terror en el país entre 1976 y
1983.
Con Cristina Fernández de
Kirchner en la Presidencia, especialmente en su segundo mandato, muy divisivo,
se empleó para hablar de la ruptura entre cristinistas y anticristinistas.
«Aplicado a los K el concepto se impuso, pero surgió con los milicos», decía
Lanata en una entrevista.
Para D’Iuso el peronismo es
la vía para conseguir justicia social y para luchar contra la desigualdad. Esa
grieta pertenece al pasado, a su juicio. Hay que ser inclusivos. Su modelo, y
en eso coincide con Alberto Fernández, es Néstor Kirchner, quien fuera
presidente entre 2003 y 2007 y marido de la vicepresidenta electa, quien se
volcó con las políticas contra la pobreza y la desigualdad.
Ahora que la crisis ha
golpeado fuerte a los más débiles, con un nivel de pobreza superior al 35%,
este dirigente sindical considera que el gobierno ha de volcarse con programas
de ayudas sociales que permitan a las familias llegar a fin de mes. Son cada
vez más los que en Argentina, un país rico en productos cárnicos y agrícolas,
pasan hambre.
Desde la vuelta a la
democracia, el peronismo ha gobernado en Argentina 24 de 36 años. Tras la
derrota frente a Mauricio Macri en 2015, cuando se presentó fragmentado y muy
desgastado por la corrupción, había mucha división. Ahora solo se ha desmarcado
otro candidato, Roberto Lavagna, que apenas ha conseguido un 6% de votos.
«El peronismo está siempre
presente. Es un aparato de poder que se va transformando según el devenir de la
sociedad. Carlos Saúl Menem hizo políticas neoliberales, Cristina Kirchner más
socialismo del siglo XXI. En principio Alberto Fernández es pragmático. Estuvo
con Menem y con Néstor», afirma Anna Ayuso, investigadora senior para América
Latina en el CIDOB de Barcelona.
Los críticos con el
peronismo acusan a los sindicatos y gremios afines de generar conflictividad
social para impedir a los opositores mantenerse en el poder. Es un hecho que
Raúl Alfonsín tuvo que enfrentarse a 13 paros generales, nueve De la Rúa y
Macri, cinco. Suman 27 paros generales en apenas 12 años de gobiernos no
peronistas.
Sin embargo, hubo 17 huelgas
generales en los 24 años en los que gobernaron peronistas, quienes argumentan
que son las políticas de sus rivales, neoliberales a ultranza, las que provocan
la lucha en las calles.
En esta ocasión, la
estrategia de presentarse unidos los moderados y pragmáticos ligados a Alberto
Fernández, quien fuera jefe de gabinete con Néstor Kirchner, y los más
radicales, leales a Cristina Fernández de Kirchner, ha sido clave para la
victoria frente a Macri, que ha logrado mejores resultados que en 2015. Es
decir, no ha perdido Macri sino que ha ganado el peronismo unificado bajo la bandera
de la FF.
Claves de la victoria
peronista
¿Cómo han logrado recuperar
la confianza del electorado argentino los peronistas? Por un lado, gracias a
esta estrategia de unidad. Por otro, la crisis económica juega en contra del
oficialismo, que no ha conseguido que sus fórmulas dieran buenos resultados,
sino la contrario. La bolsa de la compra se ha encarecido casi un 60% este año.
Y la deuda con el FMI ha de renegociarse porque Argentina es incapaz de pagarla
en las condiciones actuales.
Quienes han dado la victoria
al Frente de Todos han sido principalmente los habitantes del llamado
conurbano, la provincia de Buenos Aires, donde se concentra un 25% del padrón
nacional.
En total, la ventaja de
Alberto Fernández sobre el presidente Mauricio Macri ha sido de poco más de dos
millones de votos. En el conurbano la ventaja ha sido de 1.630.000 votos. El
sur del Gran Buenos Aires está con Alberto Fernández de forma abrumadora.
«En el conurbano se sitúan
las clases más golpeadas por la pobreza. Ha sido por el efecto de la falta de
resultados económicos. Es sorprendente que el oficialismo haya mantenido el 40%
del voto. En Córdoba o Santa Fe han seguido votando a Macri, pese a los datos
tan malos en el desempeño económico», comenta Anna Ayuso, del CIDOB.
Macri daba por perdida la
batalla en estos distritos y por ello los excluyó de su gira de 30 días por 30
lugares del país. Si se excluyera el conurbano bonaerense, Alberto Fernández
habría ganado también en primera vuelta pero de manera muy ajustada (47,4%
frente a un 45,4%), según el cálculo realizado por La Nación.
Juntos por el Cambio ganó en
la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, y en Córdoba. También se impuso en Entre
Ríos y Santa Fe.
«Los jóvenes están
divididos. Los hay de los dos lados. El peronismo tiene un voto mayor,
tradicional. Hay más una diferencia de clase: el sector más urbano, la
burguesía, la clase media es de Cambiemos. El peronismo mantiene su tirón
dentro de los sectores populares», añade Anna Ayuso.
Ha ayudado al peronismo la
campaña que lleva realizando desde hace años Axel Kicillof, ex ministro de
Economía de Cristina Fernández y diputado opositor durante el mandato de Macri.
Es, junto a Máximo Kirchner, una de las figuras más reconocidas de La Cámpora,
los jóvenes guardianes del kirchnerismo.
Con rostro juvenil a sus 48
años, Kicillof ha vuelto al contacto con la gente en las poblaciones de la
provincia, lo que le ha llevado a imponerse por un 52% frente a la candidata
mejor valorada del macrismo en la provincia de Buenos Aires, María Eugenia
Vidal.
Kicillof, apadrinado por
Cristina Fernández, es la figura ascendente del peronismo. Fue quien promovió
la nacionalización de YPF, propiedad de Repsol. Para el peronismo representa el
presente y el futuro.
Creo que en la nota te olvidas de poner que no se entiende como vuelve a ganar quienes dejaron peores estadisticas que el gobierno actual y estan acusados del robo mas obsceno de la historia de nuestro pais.Ahi no habria explicaciones y menos cuando gobernaron doce años contra tres y once meses del actual.
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