Varios usuarios de Twitter, cuyo único cometidos es comentar: Vox, Vox o Yo voto VOX,
entre ellos la cuenta oficial de Vox y el líder de la formación, Santiago
Abascal, han citado la información sobre la decisión de
la Junta Electoral en relación al debate de Atresmedia para inferir que el
organismo ha censurado al partido. Lo tachan de instrumento al servicio de una
maniobra pergeñada para amordazar a Vox y denuncian la ausencia de neutralidad
y de pluralismo político.
Tan manoseadas están las mal
llamadas fake news que es entendible la búsqueda de nuevas estrategias de
propaganda. Véase, acudir a una noticia y difundirla anunciando sin reparos lo
contrario a su contenido. Aunque se trata de una táctica débil. De un rápido
vistazo al titular de la información, La Junta Electoral deja en suspenso el
debate de Atresmedia por incluir a Vox y no a otros partidos con más
representación, podría concluirse, incluso, que el árbitro no opta por la
exclusión sino, por la incorporación. Pero ya se sabe que la lectura es
un ejercicio que requiere tiempo para completarla y esfuerzo para comprenderla.
Sobre todo, a través de tuits: leer el tuit, pinchar en el enlace, leer el
titular, pasar por la entradilla y, si eso, leer el artículo. En diagonal,
claro. ¡De ninguna manera!
Las razones, las normas,
sobre las que se asienta la actuación de la Junta están pormenorizadas y
analizadas en artículos y en un editorial del periódico. Así que procedamos a
centrarnos en el estrangulamiento que hace Vox de una información verídica y
verdadera para darle mayor credibilidad a una falsedad. ¿A quién se le ocurre
convertirse en víctima a través de una mentira? Espanya ens roba. Habrá quien
argumente, no sin sonrojo, que Vox simplemente interpreta su realidad. Aunque
la reacción se adecúe mejor a la definición de manipulación. Es sabido que
presentar una historia mientras se guarda silencio sobre la propia historia es
la manera más antigua de propaganda.
Santiago Abascal exprime la
credibilidad otorgada por las urnas a su partido para engañar. ¿Para qué? Para
explotar el discurso de partido antisistema y movilizar a sus potenciales
votantes, alimentados por la carga psicológica del papel de víctima y la
injusticia perpetrada, con un fin: asaltar el poder. ¿Podemos haber visto esta
estrategia antes? Sí, podemos.
Sería de mayor utilidad para Vox
enfocar todo este esfuerzo masivo de desinformación en dar cuenta de los
hechos para, desde una actitud proactiva, abrir la discusión: ¿está obsoleta la
ley? ¿Se debe redefinir el concepto "grupos políticos significativos"?
¿Qué criterios tienen que regir los debates? ¿Legales? ¿Periodísticos? ¿Mismas
condiciones en los medios públicos que en los privados? Preguntas que exigen
responsabilidad y no erigirse en guardianes de la manipulación.
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