¿Dimitirá Albert Rivera? Después del fracaso manipulador del censo de votantes de su propio partido.
Siguiendo la estela de Albert Rivera, las elecciones de poco
o nada valen. Igual que Putin, que demostró que los chechenos no eran rencorosos
porque, tras masacrarles, el 99,82% le dio su apoyo en las elecciones,
Ciudadanos ha conseguido que haya más
votos que votantes en sus primarias de Castilla y León y hasta se ha atrevido a
levantar acta de la proeza. La Comisión de Valores y Garantías de los naranjas
busca desde este domingo una explicación razonable a lo que supone un auténtico
desafío a las matemáticas más elementales.
Se enfrentaban Silvia Clemente, la candidata oficialista
recién expulsada del PP y el ‘rebelde’ Francisco Igea, que durante unas horas
se avino a reconocer la victoria de su oponente por un estrecho margen de 35
votos, hasta que reparó en que la suma de los sufragios obtenidos por los
candidatos en liza ascendía a 1094 para sólo 1013 electores. Tras descargar los
certificados de voto y comprobar que decenas de ellos procedían de un mismo
ordenador y habían sido emitidos en dos tandas sucesivas con nocturnidad y
alevosía, Igea ha decidido impugnar el proceso y pedir aclaraciones antes de
acudir al juzgado de guardia.
El presunto fraude pone en solfa el sistema de voto
telemático de Ciudadanos, que ya había sido objeto de varios análisis con la
conclusión demoledora de que es lo más parecido a una castaña pilonga. El
partido exhibe como garantía del proceso la participación en el mismo de la
Fábrica Nacional de Moneda y Timbre, aunque su función se limite a certificar
exclusivamente cuándo se ha producido el voto pero no garantiza que un mismo
afiliado pueda votar varias veces o que dicho voto se dirija al candidato de su
preferencia. Las reiteradas denuncias sobre la ausencia de garantías de que el
voto sea secreto y anónimo o sobre la escasa fiabilidad del recuento, que está
controlado por el aparato y no se somete a ninguna auditoría externa, han sido
sistemáticamente ignoradas por el partido.
Por lo conocido hasta el momento, sólo hay dos hipótesis
plausibles para justificar que a altas horas de la madrugada se emitieran más
de 80 votos desde una misma dirección IP. Una es que un grupo de afiliados de
Ciudadanos, constituidos en comuna y aquejados de insomnio, decidieran
participar en las primarias castellano-leonesas a la luz de la luna. La otra es
que se haya producido un pucherazo grosero tras comprobarse en tiempo real que
la candidata apoyada por Rivera iba a perder la votación y necesitaba de cierto
auxilio informático. La Comisión de Valores y Garantías no tendrá fácil elegir
entre ambas.
Que los adalides de la regeneración sean capaces de
falsificar un recuento y pasarse la democracia interna por el arco del triunfo
es impensable. De ahí que cobre fuerza la idea de la comuna insomne, ahora que
los precios de los alquileres obligan a compartir piso, ordenador y cuarto de
baño. No hay fraude sino un problema de vivienda más que evidente.
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