La corrupción e ineficacia de sus ministros, su mujer y su necedad en política, obligan a que Pedro Sánchez adelante las elecciones al 3-02-19
El Presidente del Gobierno del Reino de España, en Guatemala
admite que como consecuencia de la postura incívica de los independentistas
catalanes y la falta de aprobación de los PGE, las turbulencias se han
disparado y, posiblemente, haya adelanto de las elecciones. Aunque en realidad es
porque su mujer, Begoña Gómez va a ser procesada, de inmediato, por un
tribunal de EEUU, asunto relacionado por el caso Grupo Inmark (Oxfam).
Aquella bandera de recuperación con enmienda democrática que
enaltecía, Pedro Sánchez, su a su llegada a La Moncloa fue un espejismo
propulsor de demagogia aplicada que ha terminado como el Rosario de la Aurora. El caso de hoy, referente a la ministra de
Economía, Nadia Calviño, nunca tenía que haber pasado y tanto ella como la
ministra de Justicia, Lola Delgado no tenían que haber aceptado dichos
ministerios. Tras las justificadas dimisiones de Màxim Huerta y de Carmen
Montón, el Gobierno ha decidido olvidarse de sus promesas de transparencia y ha
impuesto el silencio como pauta de comportamiento, lo que le delata más y mejor.
El primero que se negó a dar explicaciones fue el propio Sánchez, de cuya
fraudulenta tesis los españoles no han podido saber nada, ni cómo se redactó ni
cómo se formó el tribunal que le concedió la máxima nota. Como tampoco se
pudieron conocer los detalles de la sociedad creada por Pedro Duque para pagar
menos impuestos por su chalé, ni por qué se mantuvieron en su puesto La Lola Delgado, a pesar de que quedó demostrado que se reunió varias veces con el
corrupto comisario Villarejo, o Borrell, tras conocerse que la CNMV le impuso
una multa por usar información privilegiada cuando era consejero de Abengoa.
Y para no dejar en evidencia al que supuestamente era el
Gobierno más cualificado de la democracia, Isabel Celaá salió ayer en defensa
de la ministra de Economía, Nadia Calviño, y de la secretaria de Estado de
Deportes, María José Rienda, pese a que ambas crearon sendas sociedades
instrumentales para pagar menos impuestos. La primera cuando se compró una
casa; la segunda, según publicó este periódico, a la hora de tributar por sus
ingresos sobre derechos de imagen en su etapa de esquiadora profesional. Al
igual que han hecho Calviño y Rienda, Celaá se negó a dar más explicaciones y a
valorar un comportamiento tributario que, antes de ser presidente, Sánchez
consideraba poco ético, tal y como expresó en Telecinco en 2015 en referencia a
Monedero: "Es inmoral crear una sociedad interpuesta para tributar la
mitad de lo que le correspondería".
Esa persona, concluyó tajante,
"al día siguiente estaría fuera de mi Ejecutiva". Callar ahora es un
acto de cinismo que no se merecen los ciudadanos españoles. Quizá por eso
Susana Díaz ha intentado marcar distancias con Pedro Sánchez, ante el que
perdió en las primarias para ocupar la secretaría general del PSOE y con quien
nunca ha mantenido una relación fluida. En la que quizás sea la campaña más
personalista de cuantas hayan protagonizado los socialistas andaluces, con una
candidata que ha adoptado los métodos populistas de primar su nombre antes que
el del partido, Díaz aludirá lo menos posible a la política nacional. Y
limitará a solo dos días la presencia del presidente en Andalucía e intentará
no coincidir con los ministros que participen en la campaña. Díaz sabe que más
que una ayuda, Sánchez y su Gobierno podrían convertirse en un lastre para
revalidar su mayoría en las urnas, ya que los votantes andaluces se muestran
bastante críticos con la alianza del líder socialista con los independentistas
catalanes, de quienes en última instancia depende la aprobación de los
Presupuestos.
En Andalucía, los asuntos relativos a la unidad de España y a la
solidaridad interterritorial, cuestionadas discursivamente desde Cataluña,
pueden pasar factura a una candidata que nunca ha ocultado sus deseos de dar el
salto a la política nacional. Los andaluces, sin embargo, tienen la oportunidad
de mostrar su rechazo a un Gobierno que en tan solo seis meses ha dilapidado
las expectativas que generó tras el triunfo de la moción de censura contra
Rajoy.
Etiquetas:
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