En Andalucía, la corrupción es corrupta. Yo te doy peonadas, a cambio de que tú me des y me busques votos. 40 años siendo los últimos, ¡Manda huevos, BASTA YA¡
Quien observa, nunca se sorprende. Ruego que domingo o lunes observéis los votos obtenidos por el PSOE en las capitales de provincia andaluzas, donde no existe la peonada o Plan de Empleo Rural (PER). Que no os quepa la menor duda, perderá en todas. El Partido Socialista de Andalucía juega con una gran ventaja, el voto cautivo que supone el 30% de los votos a contabilizar.
Un cacique es la persona que en un pueblo o comarca ejerce excesiva influencia. Un déspota, autoritario. Casi siempre suele ser la cacica quien dirige “las operaciones”, Susana Díaz es la Sultana y la embaucadora. Chaves y Griñán eran sus dueños.
El caciquismo tiene su principal característica en la capacidad para acomodar la realidad a su propio interés. Su estrategia incluye el despliegue de redes clientelares ilícitas basadas en la relación “si tu me das, a cambio yo te doy”. Por ello no sorprende que en ninguna de las más de 100 páginas del programa electoral del PSOE-A para los comicios de este domingo se recoja una sola medida de lucha contra la corrupción. Es más, ni siquiera se menciona la palabra corrupción y se evita hablar de regeneración democrática. Solo por dar forma al sin sentido en una rutina hay que dejar de denunciar la desfachatez del partido que ha protagonizado el mayor caso de corrupción de la historia (EREs) tras gobernar casi cuatro décadas.
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