La Reina Letizia prohíbe con rotundidad a la Princesa Leonor el uso del Smartphone, aunque ella no predica con el ejemplo.


Blog de Juan Pardo


La adicción a todas las tecnologías de la comunicación es un hecho real, científicamente demostrado.  Pediatras y psicólogos de todo el mundo tienen cada más claro el peligro  están cada vez más seguros del peligro que puede causar el uso de un Smartphone –esta marca es copiada, el resto no se ni cómo se escriben- para el desarrollo de la capacidad cognitiva y cerebral, sobre todo, en menores de edad e incluso en mayores de edad cuya dependencia supere los 20 minutos diarios.  

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Según Bill Gates que ha gasta y sigue gastando millones y millones de dólares en demostrar que el uso indebido de la telefonía digital con redes sociales incluidas y videojuegos es el principal propulsor de las masacres humanas en colegios y del brutal aumento de suicidios en todo el mundo.  Hasta qué punto habrá llegado esta ceguera cibernética que el gobierno de EEUU, lejos de subir el canon de coincidencia –impuestos- a las redes sociales apuesta con firmeza en sancionar con dureza “la dejadez” de propagación de  este tipo de espectáculos negros en las RRSS. No hay que olvidar que Bill Gates junto al malogrado Steve Jobs son los principales creadores de esta parte de la comunicación. 



Aunque los estadounidenses son mitad personas, mitad trasto. Al lanzar la bomba atómica en  Hiroshima, Paul Warfield Tibbets y su copiloto Robert Lewis vieron que al lanzar el artefacto mortífero se había creado un segundo sol enceguecedor exclamaron incrédulos: -“Dios mío, qué hemos hecho!” Ninguno de los dos, ni tampoco los otros 11 tripulantes tenían idea de la catástrofe devastadora que produciría la bomba que el avión portaba en sus entrañas. Cómo sería el arrepentimiento del comandante que rebautizó la aeronave con el nombre de su madre, Enola Gay.

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Ahora, la Reina Letizia  prohíbe con rotundidad a la Princesa Leonor el uso del Smartphone, aunque ella no predica con el ejemplo. Poco o nada descubrimos nada nuevo cuando nos dicen que los hijos aprenden sobre todo de sus padres. Son su primera y mejor referencia, por ello cuando supe que los reyes Felipe y Letizia han negado a Leonor el móvil que ha pedido por su 13 cumpleaños, según información recabada por este digital, lo entendí perfectamente. Quieren mantenerla alejada de los medios de comunicación y del peligro de las filtraciones a través del teléfono. Por ahora, no hay celular, al menos el smartphone, ese tipo de móvil inteligente que te conecta con el mundo y más allá, sin filtro y viceversa. Bien. Soy de las que piensa que el móvil hace mucho daño en general y a los niños en particular, quienes cada vez acceden antes a él (regalo estrella de la Primera Comunión que se suele recibir a los 9 años).

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Estoy segura de que la reina Letizia, como madre, está de acuerdo con este planteamiento. Hay que controlar los móviles. Estos aparatitos resultan muy indiscretos. Las imágenes y mensajes pueden terminar circulando por ahí y hacerte quedar entre muy mal y pésimo. Son los padres los que deben enseñar el cómo, cuándo, dónde y hasta qué punto hay que usar estos dispositivos y sacarles el mejor partido. Sin embargo, ella no es el mejor ejemplo.  Pero si es cierto que los mensajes con su compi yogui, Javier López-Madrid, (implicado en casos de corrupción como Lezo, Púnica, tarjetas black y en el presunto apuñalamiento de la dermatóloga Elisa Pinto) le costó muchos puntos en la aceptación popular. “Sabemos quién eres, sabes quiénes somos. Nos conocemos, nos queremos, nos respetamos. Lo demás, merde”, publicado por el diario.es. Eso fue hace ya dos años. Tras esa filtración a Letizia le advirtieron que había que tener más cuidado con el móvil. Ya planeaba la sombra de Villarejo, sus presuntas grabaciones y extorsiones que tanto han preocupado aZarzuela cuando este pasado julio se publicaron.

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La reina ha protagonizado memorables momentos de enganche al celular. Algunos, bochornosos. En más de una ocasión, sale con bolso, pero móvil en mano. Peor resulta cuando en actos públicos lo lleva consigo. Se ha publicado que lo entrega a alguien de su equipo y le avisan si ocurre algo urgente, pero me consta que en algunos atiende su móvil sin el menor resquemor. Hay quien la ha visto y me da detalles de la secuencia. Tal cual: su móvil suena (suponemos que en vibración) y ella, sin problema, lo saca del bolso y lo atiende, eso sí, contesta por mensaje. No me extraña que no quiera que Leonor haga lo mismo y seguro que sabe que los niños son esponjas y aprenden, sobre todo, del ejemplo diario de sus padres. A raíz de la actuación de la princesa de Asturias, retirándole la mano a su abuela reina en el polémico rifirrafe entre su madre y doña Sofía a la salida de la Misa de Pascua en Mallorca, muchas fueron las voces que cuestionaron su ejemplo y la educación que podría estar recibiendo la heredera. Quiero pensar que ahí el rey Felipe, la casa de S.M. el Rey, tiene mucho que decir, más bien, todo.



No, según me cuentan, Leonor no tendrá un smartphone como el que su madre maneja. Lógico, pero me vienen a la memoria inmediata tantas imágenes de la reina Letizia pegada al móvil, siempre en la mano – a veces 2, el personal y el de trabajo-. La recuerdo en algún concierto durante su época de princesa tomando fotos, en una portada de la revista ¡Hola! en la que aparecía de compras y sus dos móviles en ristre; en salidas con amigos en las que no pierde de vista su celular. El año pasado, en el desfile de la Hispanidad, la pillada fue mayúscula: con una mano saludaba y con la otra respondía un mensaje. 

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Sin embargo, la que más daño le hizo y confieso que la que más me molestó como española, fue la imagen tomada el día de la Proclamación de don Felipe como rey, en junio de 2014. Durante el trayecto que realizaron en Rolls Royce descapotable por las calles de Madrid, engalanadas con flores y banderas de España, las cámaras nos mostraban a una flamante reina Letizia sentada enviando o recibiendo mensajes con el móvil mientras la gente los aclamaba desde las aceras y balcones. Fue en algún momento del trayecto desde el Paseo del Prado, Gran Vía, Plaza de España hasta Plaza de Oriente. El rey Felipe VI, de pie, saludando; ella, con el móvil. Con todos mis respetos, en un día como aquel, peor ejemplo, imposible.

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