Pedro Sánchez no puede enaltecer en las redes sociales el poderío de sus compañeros de golpe de Estado, abrazafarolas, etarras con una historia repetitiva sobre Franco. Para puntualizar con otro “no es no” su deber de someterse
a una sesión de control en el congreso de diputados, después de las más que evidentes irregularidades en su tesis doctoral.
Su inseguridad acredita la certeza del plagio y otras trampas de la misma prensa que si ahora le censuran, antes le auparon deliberadamente al poder por el método del pillaje mediático y la villanía por ruindad al pueblo español. O sea, por dinero, subvenciones y otros artilugios con ámbito lucrativo.
Mucho más, si durante ese
período se compatibilizan varias actividades, como son, en el caso de Sánchez,
la de profesor en la propia Universidad Camilo José Cela, que los miembros y miembras
del tribunal sean compañeros académicos y políticos ser diputado nacional por
el PSOE. En un texto subido el pasado jueves a las redes sociales, Sánchez
reconocía que "por razones obvias, no he tenido tiempo de
investigar". Las dudas continúan sobre la composición del tribunal que
evaluó el trabajo, en el que tres miembros se acababan de doctorar, dos de
ellos compartían con Sánchez la misma directora de tesis y uno había publicado
un artículo con él.
Finalmente, el contenido del texto está también puesto en
cuestión. A pesar de haber sido calificada con apto cum laude, carece de
interés académico, tanto por su superficialidad y falta de calidad como por sus
conclusiones poco innovadoras, ya que supuestamente incorporó textos que previamente
había publicado en forma de artículos. Pero lo más grave sería que se
sustanciaran las acusaciones de plagio, algo extremadamente grave que situaría
al presidente en una situación insostenible. No hay que olvidar que la ministra
Carmen Montón anunció su dimisión en el mismo momento en el que se hizo público
que había plagiado su TFM. En lugar de aclarar todas estas dudas, la respuesta
del Gobierno ha sido amenazar a la prensa y negarlo todo. La ministra portavoz,
Isabel Celaá, ha restado importancia a la polémica, ha cuestionado la
pertinencia de que Pedro Sánchez ofrezca nuevas explicaciones y ha llegado a
decir que "la derecha" ha orquestado una "estrategia
conjunta" para "boicotear" al Gobierno.
Una clara muestra de debilidad
ante la que no es de extrañar que miembros del gabinete hayan reaccionado con
preocupación, debido a la falta de solvencia de un Ejecutivo obligado a
rectificar las ocurrencias irresponsables de muchos de sus miembros y en el que
han tenido que dimitir en solo 100 días dos ministros. Ahora es la imagen del
propio presidente la que está puesta en cuestión.
Comentarios
Publicar un comentario