Poco de bueno tiene
Marruecos, pero sabe perfectamente que el próximo país a invadir por parte del
yihadismo es el suyo. Es curioso pero,
dentro del mundo árabe, tienen los mejores servicios secretos y de seguridad,
sin duda alguna. Todos sabemos que están colaborando con nuestro CNI para
evitar otra masacre como la del 11M. De momento nos hemos librado de acciones
terroristas similares a las padecidas en Bélgica, Holanda, Francia, Inglaterra,
Italia o Alemania.
Con buen sentido político
por parte del Gobierno, no se ha informado de las operaciones terroristas abortadas,
algunas de ellas a ultimísima hora. Pero los responsables de la seguridad en
España, salvo algún inconsciente, saben que somos objetivo preferente del
Califato. Una parte de nuestra nación es territorio histórico a reivindicar.
Somos Al Andalus norte y eso nos coloca en el centro de la diana del yihadismo.
El Corán, en teoría, es un monumento a la espiritualidad y la
inmensa mayoría de los musulmanes son pacíficos y solidarios. No solo hay que
evitar las fobias contra ellos sino, por el contrario, tenderles la mano y
trabajar juntos. Eso no quita para extremar la vigilancia hacia los terroristas.
En Europa hemos padecido a ETA en España, al Ira en Irlanda, a la Baader Meinhof
en Alemania, a las brigadas rojas en Italia y a grupos terroristas en Córcega y
Bretaña.
Ahora corresponde al
yihadismo sembrar la devastación y la zozobra. Y hay que estar preparados. Sin
alarma ni miedos porque, tras derrotar a ETA, está claro que venceremos también
al terrorismo yihadista. Por eso no hay que confiarse sino extremar la
vigilancia, sobre todo en estas fechas de Semana Santa.
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