El candidato republicano a la nominación se apoya en tópicos y bravatas
Trump es genuinamente del norte de México y se olvida del Sur, de los hispanos que, en definitiva, nombrarán al próximo presidente de los Estados Unidos de América. Las primarias norteamericanas empiezan ¡YA¡ y el republicano, Donald Trump ya ha conseguido al menos dos de sus objetivos. Por una parte, convertirse en el gran protagonista de la precampaña, y por otra, liderar con ventaja muy clara las encuestas en el campo republicano. Es una demostración palpable de lo eficaz que es el incendiario discurso populista ante una opinión pública frustrada —con o sin motivo— y en busca de liderazgo.
Ilustra bien el aplomo con el que Trump aborda la pelea por la nominación su última bravata en Iowa, donde se celebran los caucus el próximo lunes: “Los míos son tan leales que yo podría ponerme a disparar a la gente en la Quinta Avenida y no perdería votantes”. Así no se ganan las elección, Trump.
Y si algo le faltaba a su discurso radical, racista y xenófobo era el apoyo de Sarah Palin. La exgobernadora de Alaska y excandidata a la vicepresidencia lo anunció en un discurso plagado de tópicos. Palin, una de las peores opciones elegidas nunca por los republicanos para optar a la vicepresidencia, no defraudó a sus seguidores con una profusión de desatinos. Lo más elaborado que dijo sobre política internacional es que había que dejar a los militares “dar patadas en el culo” al Estado Islámico. No deja de ser paradójico que Trump, que se autoproclama limpio de todos los vicios de la casta política que gobierna en Washington, reciba entusiasmado el apoyo de quien vio su mandato envuelto en escándalos y acusaciones de amiguismo y malversación.
Por el momento, Trump —con el establishment republicano en contra— tiene el viento a favor de las encuestas y la financiación. Y sin duda desborda una enorme confianza en sí mismo. Pronto sabremos si tiene también los votos para ser el candidato republicano a la Casa Blanca.
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