Los responsables de la quiebra social, deben ser juzgados en las urnas.

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Blog de Juan Pardo

Ella cobra, no trabaja –mejor que no trabaje- Ha sido comunista, ahora de mala gana en el PP donde es vicepresidenta primera del Congreso de los Diputados o, simplemente, Celia Villalobos, no le interesaba la cantinela política de su jefe sobre el Estado de la Nación –ya sabe ella como está,   ha sacado su iPad y se ha puesto a jugar al  Candy Crush, ¡Manda huevos¡ Al parecer, última hora, va a ser sancionada


A lo que vamos, a este le importa un pepino el PP, piensa ser la cabeza visible de las proabortistas. ¡¡¡Lástima¡¡¡

La hecatombe financiera, el descuadre de las cuentas pública, la corrupción y la supuesta burbuja inmobiliaria han puesto de manifiesto que los gestores políticos de los últimos siete años –PSOE Y PP- han sido incapaces de plantear al país algo distinto que el desamparo del Estado social.
Aquello de un de trabajo digno, Artículo 35 de la Constitución Española:
Todos los españoles tienen el deber de trabajar y el derecho al trabajo, a la libre elección de profesión u oficio, a la promoción a través del trabajo y a una remuneración suficiente para satisfacer sus necesidades y las de su familia, sin que en ningún caso pueda hacerse discriminación por razón de sexo.

ha perecido en aras de la entrañable competitividad; y es así que los millones de trabajadores que entran y salen en el mercado han convertido a un mileurista en un privilegiado, las jornadas en interminables o caprichosas y la vida laboral en cientos de papeles. Esos millones observan perplejos cómo otros trabajadores aún viven en un mundo de trabajo y salarios dignos a extinguir. Una primera y profunda quiebra social.
Justo junto al lado de estos y en muchas ocasiones rotando están los millones de desempleados que ven pasar los años en esa condición sin que la protección por desempleo se dé por aludida y sin ningún programa de recualificación.  Lo que se denomina un futuro NEGRO. Sobre todo los de mayor edad, pero también jóvenes sobradamente preparados para empleos que en España no se esperan y que solo algunos consiguen emigrando al extranjero después de trabajar en lo que salga.

Es esta una segunda quiebra social que, junto a la primera, explica que en España las personas en riesgo de pobreza o exclusión ronden los trece millones. Son muchos ciudadanos, y votantes, para los que se ha roto el tablero. Para los que se ha esfumado la escalera social.
Blog de Juan Pardo


Luego están los muchos pensionistas que han tenido que asumir un deterioro paulatino de su calidad de vida y, aún peor, todos los menores de treinta años a los que no salen las cuentas para alcanzar esa cobertura social en su momento. Esta quiebra del pacto intergeneracional en protección social se vende como insostenibilidad de un sistema del que solo se salvarán los que espabilen con un plan privado. Y sucede más de lo mismo con la cobertura sanitaria, donde los tratamientos van cayendo del lado del que pueda pagárselos. Una tercera quiebra social.

Súmese a todo ello que el agente capaz de enfrentar esos retos (el Estado Social) ha sido canibalizado y parasitado por rumbosos empresarios que o bien han colocado amiguetes en sus puestos de mando (puertas giratorias) o bien han hecho amiguetes entre los encargados de no tenerlos. En los juzgados tenemos ahora una pequeña parte de este pastel. Una cuarta quiebra social con la que, de paso que se hace pillaje y fraude fiscal, se deslegitima la única herramienta capaz de vertebrar la sociedad.

Para qué voy a seguir con la lista. Ya con esto es patente que la nación deja de ser el espacio de cohesión que se suponía. Para los creyentes en los mercados es Jauja: el espacio para apañar y luego evadir. Solo necesitan un Estado capataz que les permita ambas cosas y se desentienda de algo tan trasnochado y caro (para sus bolsillos) como la cohesión nacional. Es así como desaparece la clase media y es entonces que millones de excluidos e indignados reclaman, con nuevas alternativas políticas, las promesas incumplidas. Es lo que hay, no hay más; si, otras alternativas políticas para las cinco elecciones  que hay este año. 

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