Estas
horas críticas en las que vivimos la impotencia, la confusión, la desafección y la rabia han hecho presa
en el alma colectiva. Es un hecho que los españoles hemos perdido la confianza
en todo lo que considerábamos sólido y vemos cómo se desmorona, aparentemente
sin remedio, el edificio de la esperanza, de la verdad, de la realidad, del
futuro. .
Muchos son los motivos del desengaño, pero
creo que el principal, junto con la corrupción,
ha sido la crisis económica, que ha hecho retroceder a gran parte de la
población, ha desahuciado a los jóvenes y ha dañado como nunca a la clase
media, está en la raíz del malestar que se ha instalado en la sociedad. Ni
siquiera los primeros atisbos de la tan deseada recuperación, han hecho cambiar
la percepción colectiva de que el país zozobra sin rumbo.
Muchas razones pueden aducir quienes
sufren en su vida personal las nefastas consecuencias de la crisis. Los que han
sido relegados al submundo del desempleo, los que ven recortarse sus ingresos o
sus pensiones mínimas, los que han tenido que cerrar negocios y enterrar sus
ilusiones. Los que no pueden conciliar el sueño ante los inexorables
requerimientos de los bancos que no logran satisfacer, pese a que, como
contribuyentes, tuvieron que poner miles de millones para rescatarlos
mientras se recortaba en sanidad y educación. Es cierto que la realidad
cotidiana para innumerables personas es penosa. Y que muy pocos pueden
considerarse culpables de su suerte, pero sí víctimas de una situación que los
sobrepasa.
Vencerse, hundirse en la depresión o
quedarse en la simple actitud plañidera es un comportamiento nocivo del que
solo se pueden extraer consecuencias estériles. Es necesario mirar hacia
delante, plantearse retos de superación, tomar de nuevo la iniciativa, no darse
jamás por derrotados. Y, como he dicho tantas veces, exigir responsabilidades.
No permitir que las conductas negligentes o criminales queden impunes, ni que
las temerarias nos arrastren.
Sin lugar a dudas, los políticos, bien por
acción o bien por omisión, han sido en los últimos años comediantes principales
en el drama colectivo y han hecho en muchos casos un papel deleznable, ya que
jamás se había asistido a un divorcio tan enojoso y difícil de reconciliar
entre el pueblo y sus representantes. Pero ahora, con cuatro convocatorias
electorales en la agenda de este año, entran en acción otros actores: los
ciudadanos; los verdaderos protagonistas, los indiscutibles soberanos de
España.
Si la responsabilidad de lo que
hemos vivido recayó en gran parte en quienes fueron investidos para pilotar los
asuntos públicos, desde el momento en que se abran las urnas el éxito o el
fracaso de lo que vaya a venir corresponderá exactamente a quienes tienen la
facultad de decidir: los electores.
Por tanto, no es una cuestión menor lo que
se haga con el voto. No puede tomarse a la ligera, ni someterse a la emoción,
ni condicionarlo al impulso vengativo, ni dejarse llevar por la reacción
airada. Hay que pensar antes de votar.
Aprendiendo del pasado, desde luego; pero,
sobre todo, meditando con mucha atención en las metas que nos proponemos. En la
España que deseamos. Porque está todo en juego. Desde las cuestiones básicas
del Estado de bienestar hasta el crédito internacional, sin olvidar la extenuación
de sus principales sectores productivos. Pero, para eso, se requiere pensar en
tres asuntos fundamentales que no pueden olvidarse en el instante de escoger la
papeleta. Uno es la recuperación económica. Otro, la limpieza en la vida
pública. Y el tercero, de importancia capital en este momento, la estabilidad y
la convivencia en paz. Porque nunca desde la restauración democrática ha habido
en España un peligro tan inminente de ruptura, de quiebra social, de
antagonismo entre iguales.
No puede decirse que los partidos
tradicionales, sobre los que se ha edificado la democracia, estén exentos de
culpa. Además de sus errores en el Gobierno y la oposición en la gestión de la
crisis, han demostrado la mayor ineptitud en el control de las prácticas
corruptas. Han estado más atentos a engordar su poder que a cuidar sus propios
órganos y han dejado expandir las infecciones que hoy los corroen. Han
permitido que en sus despachos proliferen las conductas delictivas y el ilícito
lucro personal. Y eso debe ser censurado por los buenos ciudadanos y sancionado
por la Justicia.
No es en absoluto admisible que salgan
indemnes quienes en el PP, el PSOE y otras formaciones políticas y sindicales
están gravemente sucias, envenenadas por la corrupción. No es soportable que
quienes acumulan fortunas en paraísos fiscales y cuentas opacas se burlen de la
sociedad y salgan a pasear como si fuesen gente honorable. Y tampoco puede
aceptarse que los dirigentes políticos intenten sacudirse sus responsabilidades
aportando únicamente farragosas declaraciones de inocencia y ni una sola medida
que ataje el latrocinio. ¿De verdad van a quedar impunes los robos perpetrados
a todos los españoles? ¿Queda alguna posibilidad de otorgar confianza a quienes
lo consienten?
Todos los grupos políticos que han
permitido la corrupción están en deuda con los ciudadanos. Y obligados a
reparar el daño de difícil remedio.
Pero, en contra del lugar común tan
impuesto hoy por el pensamiento débil, los partidos, si están limpios de
corrosivas adherencias, son la clave sobre la que se edifican la vida pública y
el destino del Estado. Si realmente buscan el respeto de la sociedad, han
de depurarse, rehacerse, renovar personas y poner sobre la mesa ideas nuevas y
programas concretos. Es urgente, porque ya prácticamente no les queda tiempo.
El Partido Popular, que ha asumido desde
el Gobierno el coste de la crisis, hará mal si se limita a presumir de una obra
cierta, pero sesgada e incompleta. Porque aún faltan verdaderas medidas
reformadoras, como la reducción de la Administración, que ahorraría miles de
millones en las cuentas públicas y la haría mucho más eficiente. Por ejemplo,
hoy, dice que el sistema universitario no es sostenible. En cambio mantiene las ayudas, ya a fondo
perdido de las 71 cajas de Ahorros -20 veces más costosas que la universidad-
por lo visto quiere dar a los universitarios un máster de corrupción. Son
palabras de Montse Gomendio, novia de Wert, corrupta e infiel de palabra y
obra.
Muy mal hará el PP si solo confía su
estrategia a advertir del peligro que traen otros -las elecciones del miedo-,
en lugar de apartar a los corruptos de sus filas y proyectar ilusión con una
propuesta creíble. Hecha esta vez para ser cumplida, no para lanzar brindis al
sol y olvidarlos luego. Podemos es UN otro partido al que le puede votar todo
ciudadano que le salga de los huevos u ovarios. Como a Ciudadanos que, por
cierto, sin meterse con nadie, sin menospreciar a otros partidos con un
programa económico que está siendo copiado hasta por la UE; también se les
puede y debe votar, pero insisto, que cada votante, vote a quien considere más idóneo
para sacar las castañas del fuego. Con Podemos tendríamos una ayuda bolivariana
y con ciudadanos un estado liberal 5 de los grandes países del G8 están gobernados por liberales…..Ya
queda a libre elección.
No es solo en su caso donde se ha
dilapidado buena parte del crédito político. Basta ver la parálisis y la
autodestrucción en que está inmerso el PSOE, desbordado por sus luchas
intestinas, para entender el pesimismo de gran parte de la sociedad al
comprobar cómo se desmoronan pilares que siempre fueron básicos en la
democracia española. Flaco favor hacen al país quienes hoy se enzarzan en la
batalla interna más ridícula e incomprensible y esconden la cabeza ante la
corrupción que los mancha. Los verdaderos socialdemócratas están llamados con
urgencia a poner orden, a aclarar ideas y a fijar respetados liderazgos. Si no
lo hacen, serán responsables no solo de decepcionar y abandonar a sus
simpatizantes, sino también de dimitir de su responsabilidad como piedra
angular ante toda la sociedad española. Pienso que el PSOE está llamado a la
desaparición.
No es menor el riesgo de fracaso en otras
formaciones, hoy desorientadas o mudas de argumentos. Desde Izquierda Unida,
que parece olvidar todos los esfuerzos de modernización que hizo hace años y
que ahora se quieren convertir en un partido satélite de Podemos y los que se
queden volverán a intentar reflotar el PCE que junto con el Carlista, ni están,
ni se les espera. Los nacionalismos -llámense PNV o Anova, o Bildu, ERC o CiU-
que solo recetan divisiones y son incapaces de alumbrar más ideas que la de la
secesión; deben ser llamados al orden. No por ser catalán hay que votar a CiU,
sencillamente, porque es un fracaso.
Pero ningún fracaso puede ser más grande
ni más peligroso que el triunfo del populismo demagógico e irracional. Se han
visto sus efectos reiteradamente en el devenir de la historia.
Quienes basan todas sus expectativas
electorales en los efectos de la rabia ciudadana saben muy bien -porque lo han
estudiado en sus facultades- que nada bueno se puede construir desde la cólera.
Y deberían saber también que el resultado puede que sea bueno para ellos y
cuantos se les arrimen para aprovecharse arteramente del poder, pero resulta
nefasto y suicida para un país que aprecia la libertad, la democracia, la
estabilidad y la paz.
Si la casta tiene, ciertamente, muchas cuentas que
pagar, la secta tiene mucho juego sucio que desvelar.
No solo sus escandalosas connivencias con regímenes antidemocráticos; no solo
sus corruptelas económicas, que los acercan a los que critican. También deben
aclarar si en ese confuso magma en que se mueven disponen de un proyecto
definido y compartido que vaya más allá de las simples enumeraciones
infantiles. Si saben cómo casar los términos gastos e ingresos, crecimiento y
esfuerzo, libertad y seguridad jurídica, aspiración y obligación. Pero, sobre
todo, si pueden prometer a los españoles algo más que humo y algún otro camino
que no sea el de la calamidad.
Con todos estos actores políticos que
reclaman el voto, más algunas opciones nuevas que pretenden captar la atención
con propuestas alternativas, la próxima configuración de los ayuntamientos, y
después del poder legislativo y el Gobierno, se presenta como un enigma
inquietante.
Concretamente porque, en el ocaso de
las mayorías absolutas, ninguno de estos grupos tiene el valor de indicar de
antemano qué pactos está dispuesto a hacer. Y, por tanto, resulta imposible
saber en qué medida van a desvirtuar sus programas por asegurarse una porción
de poder.
Análoga forma de actuar no deja de ser
otra emboscada al electorado, al que se le viene a pedir, en la práctica, que
vote a ciegas. Y ya está bien de corromper la democracia. Los partidos, todos,
deben cambiar radicalmente su forma de hacer política y empezar a jugar limpio
con los votantes. Y los ciudadanos exigírselo, para que su voto sea
verdaderamente consciente y plenamente útil, pero de utilidad ciudadana.
Curiosidad
Como que van a cambiar el algoritmo para sacar la letra del DNI y el Gobierno es superdotado -gastan más en asesores que las dificultades económicas que dice tener Montse, la secretaria y novia de Wert.
En cada uno de los casos podemos ver que finaliza con una letra. Esa letra
no es asignada al libre albedrío, sino que depende del número representado en
los dígitos anteriores.
A pesar de lo que muchos piensan, la
letra es fácil de calcular conociendo el número. Para ello basta con obtener el
resto de dividirlo entre 23 (si tu calculadora no da el resto, lo divides cinco veces y valen los dos últimos números de la derecha) y según el resultado obtenido la letra será: A
partir de ahora el 0 = T, pasará a ser el 14 = Z y en el mismo orden solo se
altera la C por la L. ¿sabéis? Como que unos asesores tienen más sueldo que
otros, los que menos ganan filtran las noticias.
Resto | Letra | Resto | Letra | Resto | Letra | Resto | Letra |
---|---|---|---|---|---|---|---|
0 | T | 6 | Y | 12 | N | 18 | H |
1 | R | 7 | F | 13 | J | 19 | L |
2 | W | 8 | P | 14 | Z | 20 | C |
3 | A | 9 | D | 15 | S | 21 | K |
4 | G | 10 | X | 16 | Q | 22 | E |
5 | M | 11 | B | 17 | V |
Magnífico articulo Juan Pardo Navarro, me permito transcribir este párrafo de tu escrito que me parece muy ilustrativo...
ResponderEliminar."No es en absoluto admisible que salgan indemnes quienes en el PP, el PSOE y otras formaciones políticas y sindicales están gravemente sucias, envenenadas por la corrupción. No es soportable que quienes acumulan fortunas en paraísos fiscales y cuentas opacas se burlen de la sociedad y salgan a pasear como si fuesen gente honorable. Y tampoco puede aceptarse que los dirigentes políticos intenten sacudirse sus responsabilidades aportando únicamente farragosas declaraciones de inocencia y ni una sola medida que ataje el latrocinio. ¿De verdad van a quedar impunes los robos perpetrados a todos los españoles? ¿Queda alguna posibilidad de otorgar confianza a quienes lo consienten?"..
Podemos y Ciudadanos: las diez diferencias entre sus propuestas
ResponderEliminarhttp://www.expansion.com/2015/02/19/economia/1424365293.html?cid=MOTB22601
Por lo menos no son casposos
ResponderEliminarCierto Ata se muestran en estado puro .
ResponderEliminarA mí a estas alturas,ya me cuesta creer en cualquir politico/a ! Llamense como se llamen. Son muchísimos años robandole al pueblo,todos los partidos políticos de España. Ahora más que antes.y que no son pocos ! Y sus sueldos,tampoco es poco.!para todos los politicos /as no hay crisis, ellos y ellas siguen cobrando un sueldazo imprecionante.Eso sí, si va una madre al Ayuntamiento para pedir una ayuda para sus hijos, le dicen que no pueden porque no hay fondos ,debído a la crisis !
ResponderEliminarAtanasio Gallego Pues anda que los que quieren el poder, empiezan bien, sociedades interpuestas, no sabemos como ganan tanto dinero siendo funcionarios, no sabemos de donde viene tanto dinero, informes que dice que se hacen y que luego se compran a otras empresas a distinto precio, total un lío en el que yo no quiero entrar prefiero no dejar que empiecen por si acaso.
ResponderEliminarPues anda que los que quieren el poder, empiezan bien, sociedades interpuestas, no sabemos como ganan tanto dinero siendo funcionarios, no sabemos de donde viene tanto dinero, informes que dice que se hacen y que luego se compran a otras empresas a distinto precio, total un lío en el que yo no quiero entrar prefiero no dejar que empiecen por si acaso.
ResponderEliminarAtanasio Gallego,los jueces, han sobreseído ya dos causas sobre PODEMOS,no será todo las paranoias de la derecha del PPSOE
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