Siete años después de que Pep Guardiola apostase por él, ha llegado a los 350 partidos y es inconcebible un futuro sin el de Badia en el Barça
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Sergio Busquets, durante el Clásico que el Barça ganó 0-4 (PEP MORATA - MD)
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Sergio Busquets ha alcanzado los 350 partidos con el primer equipo del FC Barcelonaen el mejor momento de su carrera. Está en plenitud de forma físca y anímica, sabiéndose pilar fundamental del juego del equipo de Luis Enrique, a pesar de que en el plano internacional no tiene el reconocimiento que su juego merece. Y es que no sólo ha quedado sorprendentemente fuera de la lista del Balón de Oro, sino que tampoco ha entrado en los aspirantes a formar parte del once del año de la UEFA. Algo inexplicable viendo la trayectoria del jugador, así como su rol en el vigente campeón deEuropa, que consiguió un triplete la pasada campaña.
A sus 27 años, Busquets es actualmente la piedra angular en la que se asienta el Barçade Luis Enrique. Su envergadura y capacidad física, así como su solidaridad a la hora de ofrecer sacrificio al equipo, hacen de él un mediocentro de gran potencia física, capaz de competir con los centrocampistas más fuertes de Europa, como podría ser el francés de la Juve Paul Pogba. Y no sólo de competir con ellos sino de superarlos. Y, sin embargo, a la hora de los premios la UEFA le ignora completamente, como la FIFA en el Balón de Oro. Algún poderoso que no quiere a Busquets bajo los focos debe estar moviendo todo lo posible para apartarlo.
Hay doce centrocampistas nominados por la UEFA para participar en la elección popular a través de la web del organismo futbolístico europeo. Son Rakitic y Andrés Iniesta (FC Barcelona), De Bruyne (Manchester City), Hazard (Chelsea), James (Real Madrid), Konoplyanka y Krychowiak (Sevilla), Çalhanoglu (Bayer Leverkusen), Arturo Vidal (Bayern de Múnich), Pogba y Marchisio (Juventus), Verratti (PSG).
Que no esté Busquets, mediocentro titular en el campeón de Europa, llama poderosamente la atención, sobre todo porque también es indiscutible en la selección española. Tal vez sea una cuestión de ‘glamour’: Busi ni se prodiga en las redes sociales ni es un futbolista mediático. Dedica sus energías a jugar a fútbol. O tal vez sea cierta la teoría de la conspiración: hay quien sostiene que alguien muy poderoso e influyente no soporta que año tras año los onces ideales se llenen de jugadores del Barça. Y, como no puede dejar fuera a Messi o Neymar, presiona para que un futbolista comoBusquets no aparezca en esa lista. Pero es sólo una taoría.
Lo que sí es un hecho es la trayectoria de un jugador que obtiene de los técnicos y los profesionales el reconocimiento que le niegan la UEFA y la FIFA. El primero que vio el potencial de este jugador fue Frank Rijkaard, que le hizo debutar en el primer equipo, igual que a Pedro, en la temporada 2006-07, en el caso de Busi en la final de la Copa Catalunya. Y Pep Guardiola, que le conocía desde niño, cuando su padre era compañero suyo en el Barça, fue quien vio hasta dónde podía llegar aquel centrocampista fuerte, alto y algo desgarbado y, sobre todo, sin ningún complejo. El atrevimiento es algo innato en Sergio Busquets. En sus primeros años eso se traducía en alguna frivolidad que con el tiempo ha corregido.
Guardiola le dio galones en el Barça B, en Tercera, tras rescatarlo del C, desaparecido tras el descenso del filial. El técnico de Santpedor vio que su pupilo tenía madera de capitán del primer equipo, como con el tiempo de ha confirmado. Siendo fuerte físicamente, Busquets es además inteligente con el balón en los pies y ha sabido aprender de maestros como Xavi o Iniesta. Actualmente da consistencia al centro del campo y, al mismo tiempo, salida y ritmo de balón. 350 partidos después de su aparición en el primer equipo del Barça, es inconcebible un futuro sin Sergio Busquetsal timón del equipo.
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