De grande quiero ser monarca plebleyo o pobre, pero patricio........... o jefe de los políticos.


Ya somos pobres, algunos hasta de espíritu, pero pronto más pronto que tarde, vamos a ser aun más pobres. Para ello, una buena lección de pobre entre o con  los pobres ha sido importantísimo haber visto  los solemnes actos  de la abdicación de la reina Beatriz de Holanda y de la entronización de su hijo Guillermo. Esta suntuosidad de reyes te recuerda que eres súbdito; la cena de gala a casi 20 casas reales, te recuerda que eres plebeyo; mirar su esplendor y riqueza,  te recuerda que eres pobre y ya admirarlos, que eres idiota. Cosas que hay que tener presentes en tiempos difíciles para los súbditos plebeyos, pobres idiotas y en tiempos fáciles para los que no lo son, como muestran en Holanda, la socia en austeridad de Alemania, donde se marcan las pautas. 

Al pobre de cosecha propia, de siempre, le ha gustado mirar y que vean como mira. En cambio, al pobre de cosecha ajena, al pobre circunstancial, al pobre de derechas le gusta mirar pero no ser visto.   Los monarcas, los reyes son anteriores a las revoluciones y las dinastías supervivientes saben que han de ofrecer la ilusión de la monarquía, el trono y el reino a las cabezas que no han pasado aún por los ideales de libertad, igualdad y fraternidad. Por eso, por eso han dejado ver la ceremonia a pobres y hasta los de espíritu. 

Antiguamente por antiguo y ahora fruto de la corrupción y la salvaje tiranía, los pobres, tienen pocos acontecimientos que ver. Si antes iban a las pomposas y majestuosas bodas, coronaciones, sepelios, etc. hasta las mismas basílicas o templos de ceremonia. Ahora las pueden ver desde sus hipotecadas y pendientes de desahucio casas por televisión, si no les han cortado la luz, de modo que al pobre cosecha propia lo han jodido y no puede ser visto. 
 
Al mismo tiempo que se celebraba la cena de los Orange en Amsterdam, la revista gastronómica "Restaurant" coronaba al Celler de Can Roca de Girona como el mejor restaurante del mundo. En las redes sociales brotó la queja de que muchos españoles no podrán cenar allí, por los precios, más de 150 euros por un menú de "prueba". Desear todas las riquezas es una de las formas más idiotas de ser pobre, súbdito, plebeyo y honrado. 

La verdad, ya no se si soy gilipollas o, simplemente, pobre, estúpido, tonto, majadero e idiota.  De cualquier forma, no me gusta ni ser Rey, ni parecer monarca, ni ser pobre. ¿Qué leche me gusta?

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