La estadística avala su tesis: el conjunto blanco pasa y recupera más, pierde menos balones... Los laterales, Modric e Isco asumen un papel relevante en el dibujo blanco.
Salida desde atrás. El Madrid inicia ahora la jugada en campo propio y la transición defensa-ataque es más fluida. Con Zidane, el equipo blanco da 266 pases por partido en su propio terreno de juego. La cifra con Benítez únicamente llegaba a los 232. La línea de cuatro defensas sólo suma 31 pérdidas por duelo con el galo (diez menos que con el madrileño). Se explica por la ayuda de los centrocampistas. Isco baja constantemente a recibir para dar una salida limpia. El malagueño firma su mayor registro de pases en campo propio este curso en los cuatro partidos de la era Zidane: Espanyol (24), Depor (22), Betis (21) y Sporting (19).
Recupera mejor. La presión alta perfilada por Zidane genera consecuencias positivas en la recuperación del balón. La estadística revela que la media de robos por choque del conjunto madridista alcanza los 57 desde la llegada del francés. Antes, con Benítez, promediaba 53 quites por encuentro. La diferencia no es desmesurada, pero ciertos datos individuales descubren que este Madrid logra recuperar el balón más cerca de la portería rival. Isco vuelve a ser el ejemplo ideal. Ante el Betis robó 13 balones y frente al Espanyol, 7. Los dos partidos en los que más recuperó esta temporada.
Las diferencias en la presión del Madrid de Zidane con el de Benítez
Con Zidane. Líneas juntas y posición alta. Zidane insiste en el trabajo de los movimientos de presión. “Creo en ello porque cuando no tenemos el balón, hay que recuperarlo”, repite. Ante el Espanyol (ver primera imagen), los centrocampistas apretaron tras pérdida para ahogar la salida perica. El partido ante el Sporting (segunda) sirvió para comprobar la implicación de la BBC. Como se aprecia en la imagen del 2-0, el Madrid estaba metido en campo rival y cerró todas las líneas de pase.
Con Benítez. Espacio líbre y rivales sin marca. El Madrid de Benítez nunca interpretó con acierto la presión alta. No existía coordinación entre las líneas del equipo. El Clásico (primera imagen) puso esto en evidencia. Benítez quiso presionar arriba, pero los espacios entre Modric y Kroos, incrustados en el círculo central, y Bale, Benzema y Cristiano eran inmensos (20 metros). Con el Villarreal (segunda), el vacío volvió a ser enorme y Bruno y Trigueros, sin marca, aprovecharon el hueco.
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