Cuando a comienzos del siglo
que viene los historiadores vayan a describir el declive de la Unión Europea y
los conflictos subsiguientes en el continente, seguramente seguirán en la tradición
de Tucídides para buscar las causas verdaderas (próphasis) y las causas
próximas (aitiai) para el reiterado desastre. No resulta difícil prever que el
comportamiento en Alemania frente al separatismo catalán será reconocido como
una de las causas próximas (aitiai) para el declive de la Unión Europea.
Entre otras, la Unión
Europea se basa en la idea de que constituye una comunidad de democracias
liberales en un marco de Estado de derecho. En estos momentos, en Alemania esta
idea se pone seriamente en entredicho. No sólo por el auto del Tribunal
Superior de Justicia de Schleswig-Holstein, por el que ha sido concedida la
libertad provisional al líder separatista Carles Puigdemont, sino también por
la reacción de políticos y medios de comunicación que niegan al Gobierno y a la
Justicia de España la competencia para enjuiciar a los separatistas conforme a
las reglas del Estado de derecho.
Para su decisión, el
Tribunal Superior de Justicia del land alemán estableció analogías con el
estado federal alemán. Aunque por una parte resulte comprensible, dado que el
tribunal en Alemania sólo puede tomar como referencia a su propio entorno, por
otra parte, no obstante, parte de por sí de un principio erróneo, porque España
no es ningún Estado federal y porque las Comunidades Autónomas en España tienen
una posición constitucional muy diferente a la de los estados federados
alemanes. Los derechos autonómicos de Cataluña superan en muchos ámbitos el
marco de competencias de los estados federados alemanes.
Además, el consenso
constitucional español es consecuencia de unos hechos históricos completamente
diferentes a los que determinaron el orden constitucional en Alemania. A este
consenso se le podría calificar de precario – por lo que, entre otras razones,
la reforma de la Constitución es mucho más complicada y lenta que en Alemania.
Los padres de la Constitución Española lo acordaron así para no poner en riesgo
de forma temeraria el consenso alcanzado hace 40 años cuando se redactó y
refrendó la Constitución. Por esta razón, al haber infringido abiertamente la
Constitución - como es el caso de Carles Puigdemont -, en el contexto nacional
de España el peso de dichas infracciones es muy diferente a la percepción que
se puede haber dado en el extremo norte de Alemania.
En lugar de concentrarse en
las reglas básicas de la Orden de Detención Europea y de extraditar a
Puigdemont a España, el Tribunal Superior de Justicia de Schleswig-Holstein
pretendió llevar a cabo en el plazo más corto posible una valoración
cualificada de los hechos que rodeaban el referéndum ilegal celebrado el 1 de
octubre de 2017 en Cataluña, algo que ni se le había exigido y que excedía
claramente las competencias de dicho tribunal.
La valoración de las
infracciones de la Constitución y de las leyes por parte de Puigdemont y su
gobierno debería dejarse en manos de los tribunales españoles. La democracia
liberal de España no sólo permite que personas (como Puigdemont y otros) puedan
ser candidatas en las elecciones, a pesar de haberse sustraído a la justicia al
huir al extranjero, sino también tenían la posibilidad de aceptar su mandato
desde el extranjero e incluso de delegar su voto (¡además de cobrar también sus
dietas!). En Alemania esto sería impensable. Por lo tanto, no cabe ninguna duda
de que los separatistas inculpados vayan a tener un juicio justo y ordenado
propio del Estado de derecho en España. Sus abogados tendrán la posibilidad de
rebatir los diferentes puntos de la acusación, y el tribunal no estará obligado
a atenerse al escrito de acusación, del mismo modo que el tribunal de Schleswig
tampoco se atuvo a la petición de extradición de la fiscalía.
Del todo nefasto sería la
propuesta de que la UE o incluso Alemania deban asumir un papel de mediadores
para intermediar en el conflicto entre el Gobierno español y los nacionalistas
catalanes. Aunque se lamente que el Gobierno español no haya puesto más interés
en una solución política de la crisis al apostar en exceso por una solución
jurídica, revalorizar ahora a Puigdemont mediante una iniciativa de mediación
supondría que él se podría ver aún más cerca de alcanzar su objetivo. Por
supuesto, él va a prometer todo para involucrar a la UE o a Alemania en el
conflicto. En tal caso, él se convertiría en dueño del proceso y podría
aumentar sin límite el precio a pagar para alcanzar un acuerdo. Los
nacionalistas catalanes no buscan un mayor grado de autonomía, sino su objetivo
es alcanzar la soberanía, es decir, la escisión de España para fundar un Estado
propio. Esto es algo que la Unión Europea no debe y no puede propiciar si
quiere evitar una de las causas de su futuro declive.
TIENES TODA LA RAZON.
ResponderEliminarI 5 APOTELUN TIN MAFIA TIS ISPANIAS STO KENTRO O ARXIGOS!!!. DIEROTOME O ARXIGOS XUAN KARLOS TI INE BASILEAS, I MONARXIS;,DIA EMENA INE ENAS ADA·I·S, AMORFOTOS!!!POTE SISTINETE OS REY, (BASILIAS) ke ALOTE MONARXIS. AFTA INE DIO DIAFORETIKA. MONARXIS MPORI NA INE OPIOS DIPOTE, OPOS P.X. O A·IMNISTOS!! FRAGO ITAN MONARXIS!!!. OPU KIBERNUSE ME PITHARXIA!!!!. TORA O XUAN KARLOS KIBERNA ME ANARXIA!!!!!!!!!!!!!!!.
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