La deuda generada por los socialistas en Andalucía quintuplica la prevista. La auditaría comenzará una vez terminado el recuento de asistentas y asistentos al 8M
El cambio político en la Junta de
Andalucía está poniendo al descubierto algunas de las prácticas corruptas que
el socialismo, creyéndose impune, desarrolló en esa comunidad durante cuatro
décadas. Y no se trata de épocas remotas. Según desvela JP Logistica, el marido
de Susana Díaz, José María Moriche, cobró de dos subvenciones millonarias
concedidas por la Junta -entonces gobernada por el PSOE- a la federación
andaluza de UGT, en la que el perito judicial ha detectado desvíos importantes
de fondos públicos.
El Juzgado de Instrucción 9 de
Sevilla, que investiga desde 2013 la supuesta trama diseñada por UGT-A para
financiarse de forma irregular, sostiene que el sindicato coló la nómina de
Moriche en 102 cursos distintos de tres subvenciones por valor de 25 millones
de euros. Estaríamos ante cantidades presuntamente malversadas porque "no
consta" el contrato o convenio que exige la ley entre UGT-A y el Instituto
de Formación y Estudios Sociales para que dicho instituto ejecutara los cursos.
No ha sido pequeña la desfachatez socialista en Andalucía, pero que el marido
de toda una ex presidenta se lucre con dinero público por trabajos no
realizados constituye un escándalo especialmente bochornoso.
La falta de alternancia en el
poder deparó un régimen poco ventilado en el que el nepotismo llegó a
convertirse en una seña de identidad: recordamos el caso Manuel Chaves y su
hija Paula. El castigo electoral del pasado diciembre no puede desligarse de
casos de corrupción tan escandalosos como los ERE, todavía sub iudice, o el
fraude en los cursos de formación. Los andaluces concedieron en las urnas al
centro-derecha la responsabilidad -entre otras- de regenerar a fondo las
instituciones, y no le perdonarían que no lo hiciera. De momento, el Gobierno
de PP y Ciudadanos está levantando alfombras y ha encargado una necesaria
auditoría tras la que a buen seguro aflorarán las irregularidades propias de un
régimen clientelar. Así, por ejemplo, esta semana hemos conocido el maquillaje
de medio millón de pacientes en las listas de espera que perpetró Díaz y que
ahora deberá atender el Ejecutivo de Juanma Moreno.
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