El Pluripartidismo de derechas, de momento, aparta la crueldad socialista en Andalucía. Pronto se instalará en España.
La Constitución de la Mesa
del Parlamento andaluz inauguró la legislatura del cambio desde que echó a
andar la autonomía. Por primera vez, y en correspondencia con lo expresado por
los votantes, el control de la cámara autonómica pasa a manos de una coalición
de centro-derecha fruto de un pacto entre PP, Cs y Vox. El PSOE cuenta con dos
miembros, pero Adelante Andalucía declinó la invitación cursada desde Cs para
salvar su relato de oposición.
La presidencia,
parlamentaria almeriense recae en Marta Bosquet: será una prueba de madurez
para la formación naranja, que pasa de los pactos externos a involucrarse en el
gobierno de las instituciones, presumiblemente también del Gobierno andaluz. Cs
ya ha demostrado su capacidad de acuerdo; es hora de que pruebe también su
capacidad de gestión para, en coalición con el PP, ejercer su discurso
regenerador desde el poder.
No será una legislatura fácil, en una cámara
polarizada donde el populismo de izquierda y derecha tensará los debates -ayer
ya vimos el espectáculo de los juramentos- y será obligado buscar pactos
variables según materias. Nada que no suceda en Europa. El pluripartidismo ha
llegado para quedarse. Andalucía está llamada a ser el laboratorio de un nuevo
ciclo político en España.
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