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Carles Puigdemont, el bigardo incapaz de sacarse una carrera, el testaferro, el acomplejado nieto de franquistas, el presidente puesto a dedo en el despacho de Artur por el dedo de la CUP, el ceballut de comarques que enfonsà Barcelona en 21 meses, el hazmerreír de la suspendència i de la catxondència, el valent que fugí amagat en el maletero de un coche de un mosso mientras sus cómplices golpistas eran encarcelados, el sufriente exiliado que habita en una mansión en Waterloo de 500m2 con sauna y mayordomo.
Mal tiempo en Bélgica, oi Motxo? Llegaste con la ilusión del paleto (“¡Europa!”), pero duró poco. Mucho frío, lluvia, un día gris tras otro día apagado tras otro día plomizo. Los mejillones y las gofres, tan simpáticos al principio, ya cansan: la comida, un desastre y el vino regular. I lo de sopar a l´hora de berenar fa mal. La gente es la alegría de la huerta, retraída y ensimismada. Exasperantes rotondas en cada pueblo. Quizás te ilusionaste planeando el verano, yendo a la playa… pero ya has visitado Blankenberge y te has deprimido todavía más, una playa ancha como la tripa de l´Oriol con un mar también gris y anodino. Ai la Costa Brava! Y todo carísimo, escolti, aunque esto a tí, subvencionat professional, poco te afecta. Quizás sea todo esto lo que te ha agriado el carácter y amargado el Twitter:
Pues sigue disfrutando, Motxo, que muchos catalanes estamos organizando pasar un fin de semana de primavera en Murcia, esa región que ha invitado a los policías y guardias civiles que defendieron la ley y la convivencia que tú quisiste quebrar. Visitaremos Cieza para ver la espectacular floración de sus melocotones, subiremos caminando a Caravaca para admirar su bella cruz, bajaremos a las salvajes playas de Calblanque, pasearemos al sol por el muelle de Cartagena y su teatro romano y nos alojaremos en el parador de la maravillosa y acogedora Lorca. También nos sentaremos al sol en la Plaza de las Flores mientras nos refrescamos con un tinto de verano y saboreamos caballitos y marineras. Comeremos en cualquier terraza el mejor tomate con bonito de España y regaremos las verduras de la huerta de España con un Jumilla tranquilo. Charlaremos con los murcianos, de conversación fácil y mente abierta, deambularemos Trapería abajo hasta la espectacular Catedral y nos asomaremos al Segura por el Puente de los Peligros. Quizás los más animados subamos a ver a la Fuensanta para agradecerle tantas cosas…
Y sí, todo esto nos cabrá en un fin de semana, que la Región de las Siete Coronas no es muy extensa ... y tampoco es nada cara. Y lo que gastemos hará bien a Hostetur, la valiente asociación de hoteles y restauradores que ha invitado nuestros defensores , los decentes policías y Guardia Civil que nos libraron del golpe nacionalista.
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