Puigdemont está recluido en un Santuario belga, donde los peregrinos previo pago de 1.000€ verán como convierte la mentira es más mentira.
Que el New York Times
entrevistase al “Monje Tibetano” –según el Presidente de la Generalidad- costó a
está más de un millón de euros. Fue la entrevista menos vista de los últimos
diez años, aunque de sobra es conocido que el Pravda de EEUU, prácticamente, está en
bancarrota y solo se vende en la estaciones de Metro. Decía Trump que el mero
hecho de que el diario prosoviético le censurase era señal de que lo estaba
haciendo bien
Con mensajes como "para
ser español me piden dejar de ser catalán" o comparando la lucha por los
derechos civiles en los 60 con la situación de España, el president ha dado
conferencias y ha sido entrevistado por grandes medios de comunicación. Artur
Mas gastó más de 100.000 euros en un periplo similar.
Carles Puigdemont podrá
repetir hasta la saciedad que no se siente español, pero desde luego esta
semana ha demostrado que dentro de su alma nacionalista lleva algo del espíritu
de los conquistadores hispanos que hace 525 años arribaron al Nuevo Mundo en
nombre de Castilla. El presidente de la Generalitat ha desembarcado a esta
orilla del Atlántico para hacer las Américas y evangelizar EEUU con su mensaje
independentista, rozando en ocasiones la fabulación, con el retrato de una
España opresora en la que los catalanes casi que no pueden vivir libremente.
En esta ocasión, la
expedición no la financia ningún rey católico, sino el gobierno autonómico,
que ha regado Washington con miles de euros a base de lobbys para cultivar el
apoyo político a su causa. La factura de la peregrinación a Bélgica que aún sigue latente y todavía no se conoce
su fin, podrá ser elevada, pero si esta expedición buscaba profundizar en la
internacionalización de la confrontación Madrid-Barcelona, ha dado sus frutos
solo que de efectos inversos.
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