Si, ayer voceaba el hambre
de los artistas la dañina, Pilar Bardem. Hoy le toca a Victorio y Lucchino, más
pronto que tarde a su hijo, Javier -solo ha pagado el 8% de la hipoteca de su chalet en la finca, en breve, a una artista
de renombre, a un torero, pronto al plagiador, Pérez Reverte a instancia mía - y hasta un juez.
El futuro de este inmueble,
que luce una placa que reconoce al edificio como casa natal del pintor, queda,
tras dos autos del juez de lo Mercantil 1 de Sevilla, a merced de lo que decida
la administración concursal. Entre las alternativas cabría el reparto entre los
nueve acreedores con los que la firma debe saldar parte de su deuda, con la
posibilidad de que salga a la venta. Los modistos, con los que ha intentado
contactar este miércoles este periódico sin recibir respuesta, detallaron en
2013 en una entrevista que contaban con un activo de 15 millones de euros y un
pasivo de 13,5 millones.
El Ayuntamiento de Sevilla
lo tiene catalogado en su planificación urbanística como Edificio de Protección
Parcial en Grado 1 (letra C), lo que implica que tiene prohibida su demolición,
aunque podría ser sujeto de obras de conservación, de reforma menor y de
ampliación. “Por sus características arquitectónicas originales, su pertenencia
a una tipología protegible o su significación en la historia de la ciudad debe
ser objeto de protección”
Industria artesanal
Se desconoce quiénes serán
los futuros propietarios de este inmueble, a unos metros de la iglesia
gótico-mudéjar de San Pedro por donde, muy probablemente, paseaba el pintor
durante su infancia junto al céntrico barrio de la Alfalfa. A los 24 años, el
artista se trasladó a Madrid, “Da pena porque Victorio & Lucchino tenían
aquello cuidado con talento, dedicado a una industria artesanal de gran
categoría que daba prestigio a Sevilla”, considera Manzano. En los últimos 30
años, sus patios han estado habitados por centenares de atrevidos y coloridos
diseños, telas de múltiples texturas, complementos, bocetos...
El inmueble nunca ha sido
utilizado como casa museo de Velázquez ni como un especial reclamo para el turismo
cultural, una práctica habitual cuando se trata de un espacio en el que nació o
vivió un gran creador. En la década de los setenta, se instaló en el edificio
la galería Centro de Arte M-11, en la que expusieron Luis Gordillo, Antonio
Saura, Miralles o Equipo Crónica. “Era un sitio emblemático, de referencia.
Editaban unos catálogos maravillosos y acertaban siempre en los montajes.
Aunque por breve espacio de tiempo, fue un lugar novedoso e importante”,
recuerda “perfectamente” el galerista Rafael Ortiz.
Aunque el Instituto Andaluz
de Patrimonio Histórico (IAPH) la reconoce como casa natal de Velázquez, sus
técnicos apuntan que se trata de una atribución mantenida a lo largo de la
historia, si bien no existe documentación que lo acredite. “En la que antiguamente
fue conocida por calle de la Gorgoja, hoy Padre Luis María Llop, aún se
conserva la casa natal de Diego Velázquez. Aunque muy transformada, todavía
sigue manteniendo las pequeñas proporciones y la escala usual en una de las
casas del siglo XVI sevillano”
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