Albert Rivera, el político más falso, corrupto y dañino de España.


Con semejante político, todo es atípico y negativo para España. Ciudadanos están dando más talla de forajidos /cuatreros –votantes de mentes débiles y malhechores- que de personas civilizadas que exponen un programa cívico, al objeto,  de ayudar a España en su fase de progreso y desarrollo.  Albert, dice que no vota a favor de los presupuestos porque no están confeccionados de acuerdo línea de partido. Tampoco deja claro su apoyo para encubrir a los corruptos de la Junta de Andalucía. Todo o casi todos sabemos que le dio el Gobierno de la Junta de Andalucía por 9 millones de euros. De la misma forma que, en breve, le va a dar el Gobierno de Murcia a Podemos, el PSOE no  quiere un Gobierno tan débil, al PP solo le faltaron 873 votos de 650.000 para obtener la mayoría.


Debe ser triste para un votante de C´s  ver como el catalán da sus votos al PSOE y a la secta del coletas. Pero es política, poco común, pero política. El partido amarillo huevo frito, catalán/medio españolizado se está nutriendo de desertores, marginados y expulsados de otros partidos y así, llenando las listas de pueblos y ciudades de deshechos políticos solo puede activarse el detonador de la bomba llena de butifarras catalanas y charnegos. Albert es un innoble. Ya le financió el PSOE las elecciones de 2003 y 2009 ¡El irlandés, Albert, el irlandés¡

Allá por el año 150 AC, cuando los romanos se extendían por todo el mundo conocido, ocurrió que en Lusitania un cónsul llamado Escipio debió afrontar los embates de un movimiento independentista. Como la tarea de represión era muy dificultosa, decidió aniquilar al líder de los rebeldes, de nombre Viriato (180-139 AC). Para concretar tal fin, pactó con tres nativos, amigos de Viriato, para que le matasen a cambio de una suculenta recompensa. Una vez perpetrado el crimen, los sujetos se presentaron ante Escipio reclamando el pago de la deuda. Sin inmutarse, el político romano les dijo: “Roma no paga traidores”. De esta forma, les hizo sentir el rigor por haber actuado en contra de la ética imperante  aun cuando él mismo había sido el gestor del acto. ¿Hará Alberto Rivera igual que Escipio o el pueblo español no le dará tiempo?

Albert Rivera quiere ser el nuevo Adolfo Suárez: alcanzar La Moncloa es una parte del plan para protagonizar otra transición

Ciudadanos tiene ideología: Es un partido de derechas. Y a partir de aquí se pueden añadir más adjetivos a gusto del consumidor

Hasta que empezó a sudar en los platós, Albert Rivera era el rey de la fiesta de la democracia, el candidato mejor valorado en un partido muy piropeado por las encuestas. Pero, a pesar de que a Ciudadanos se le está haciendo larga la campaña, los analistas naranjas siguen comparando el huracán Rivera con el entusiasmo que levantó Felipe González en el 82. Él es algo más atrevido y quiere ser el nuevo Adolfo Suárez: alcanzar La Moncloa es una parte del plan para protagonizar la Retransición. Unos defienden que es el político idóneo para renovar los vetustos pactos del 78; otros lo consideran el guardián definitivo del gatopardismo español, que quiere cambiarlo todo para que todo siga igual. Rivera utiliza otras palabras: "Queremos cambiarlo todo sin romper nada".


Albert Rivera, como Adolfo Suárez, es –tal y como describen Ellakuría y Albert de Paco en el recomendable libro 'Alternativa naranja'– un animal político con más olfato que lecturas, algo especialmente rentable en España, donde leer demasiados libros, sean o no de Kant, ha sido motivo de exilio en el ministerio de Cultura, y ya ni eso.

Comentarios