Aunque nos quieran hacer ver que Podemos ha ganado, no es cierto.

Hasta la fecha nadie pone en duda de que Podemos y sus fuerzas para el cambio, -En Marea, Compromís, En Común, etc y estás a su vez otras asociadas han tenido un éxito electoral a medias. Pero si, éxito que de poco  o nada vale. Tampoco duda  nadie de que la “marca” en breve se pondrá en venta. A pocas horas de ese “éxito”   los mercados   de valores han confundido a Podemos con Syriza y se ha puesto a bajar la Bolsa, fuga de capitales y a subir la prima de riesgo, asociando su estelar aparición en el próximo Parlamento al clima de inestabilidad provocado por las dudas sobre el próximo Gobierno y su presidente. PI y sus seguidores, que son más de cinco millones, pueden sentir el legítimo orgullo de haberse instalado como los terceros, medalla de bronce olímpica en el podio del congreso de diputados.

Pero lo peor es tener la medalla de plata (PSOE), porque quien la gana mira al número uno con envidia y lamenta que le haya arrebatado el puesto de honor. En cambio, el del bronce mira hacia abajo, contempla con superioridad a todos los que ha dejado atrás y se siente el gran triunfador. Ayer, escuchando a Pablo Iglesias en su rueda de prensa, me pareció la representación política y humana de esa ley no escrita. Es más: se siente el ganador real de las elecciones, ya que solo le «faltó una semana y un debate» para ser el nuevo inquilino de la Moncloa.

Con el broce olímpico se ha situado PI como sobrado/prepotente. Ayer no habló como líder de un partido. Ni siquiera como presidente de un Gobierno. Habló casi como un jefe de Estado, que pide calma y altura de miras, lo cual le honra; pero anuncia un paso cuya iniciativa en principio está reservada al rey o al partido más votado en circunstancias como las actuales: se dispone a iniciar una ronda de consultas con los partidos, se supone que para encauzar la situación crítica del país. Y algo más: con sus 69 escaños, que son muchos, pero no dejan de situarle en el tercer puesto, eleva a dogma su criterio sobre España, hasta el punto de asegurar que no entenderla como plurinacional en entregar el poder a Rajoy. Y propuso una serie de medidas sin las cuales la democracia en España no tiene calidad: reforma electoral, moción de confianza de la ciudadanía para echar al gobernante que no cumpla sus compromisos, blindaje constitucional de derechos sociales, independencia de la Justicia y derecho a decidir de Cataluña, que considera imprescindible.


Todas esas son propuestas razonables. Yo mismo coincido con la mayoría. Pero un poquito de modestia sería una buena compañía para empezar a entendernos. Da un poco de repelús esa forma de hablar de lo «inevitable» o lo «inexcusable». Yo no se lo recomendaría a nadie como forma de empezar a negociar con los demás. PI es carne de cañón.

Comentarios

  1. Resulta que cinco millones de votantes, una gran ciudad, legitima una "medalla de bronce" en España. Un tercer puesto en número de representantes, o una parcela en el Congreso de los Diputados. ¡Qué se puede pensar ante tamaña situación! Lo primero que cabría pensar es que el número de ciudadanos españoles con derecho al voto, lo tiene restringido, o también, que la mayoría se ha dispersado en multitud de partidos o no ha votado.
    EL TRIUNFO DEL OPORTUNISMO. Y ésta por desgracia es la respuesta más evidente. Porque ¿Quién conocía la tenaz y sacrificada labor de estos políticos hace una década? Claro que, tampoco existía el WhatsApp (wasap). El 15M fue el agente necesario que las teleoperadoras utilizaron para sus pruebas y confirmaciones prácticas en tiempo real. Y lo demás, fueron empujones. Sí, son maleducados. Y además bastante ignorantes. Por eso siempre que pueden apelan a no sé qué formación universitaria de sus líderes, como si todavía nos encontrásemos en la década de los 50 o solamente nos refiriéramos a la mayoría del contingente de UGT o de Comisiones. En fin, el Bachillerato se superó ya con la generación del 65 y del 66.Esta gente ignora, y neciamente lo proclama, que la antigua Unión Soviética era también capitalista.

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  2. Y se hace llamar de izquierda combativa y operativa, cuando sus líderes no reconocen el trabajo fuera de los focos y sin "alcachofas" de políticos y no políticos que trabajan por la justicia social y también se ocupan de cuestiones que se creen con derecho a capitalizar, como son algunos de los Derechos Fundamentales recogidos en la Constitución española y europea.
    Hay excepciones entre los integrantes de esta formación a los que reconozco públicamente. No obstante, en lugar de reconocer y apoyar a quienes llevan décadas luchando, prefieren hacerlos a un lado, aprovechando el clima de corrupción, la confusión y la desesperación de muchos ciudadanos. No vaya a ser que les "roben" el sitio.
    Como se suele decir: "tiempo al tiempo" a costa del tiempo que nos roban a otros (que conste).

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