Artur Mas, títere de los Pujol, tiene más cerca la cárcel que la independencia.

Victoria Prego ha subrayado en el diario El Mundo, “la evidencia” de que Arturo Mas “el presidente emboscado está metido hasta las cejas en la inmensa trama de corrupción que ha funcionado en Cataluña de la mano de Jordi Pujol”. Creía el señor Mas, hombre de cortos alcances y larga ambición, que envolviéndose en la bandera estelada eludiría la acción de la Justicia, aparte de evitar que los ciudadanos juzguen su catastrófica gestión al frente de la Generalidad.

No lo ha conseguido. Las pruebas aportadas por el diario El Mundo son concluyentes. Arturo Mas se defenderá diciendo que se trata de una maniobra contra el secesionismo. Pero no. No le creen ni los suyos. Tendrá que rendir cuentas de esa inacabable mordida del 3% con la que se ha financiado su partido, así como de otros porcentajes que han forrado los bolsillos de varios dirigentes de Convergencia.

No hay maniobras sino acción de la Justicia. El propio Pascual Maragall lo denunció ante el Parlamento catalán. Y ahora, en el entorno de Arturo Mas, se subraya que el presidente está aterrado de terminar con sus huesos en la cárcel. Por otra parte, su órdago secesionista no va bien a pesar de los 20.000 millones de euros que ha despilfarrado en la pirueta, a pesar de que la reacción de Mariano Rajoy ha sido la de la lenidad y la cachaza. Menos mal que el presidente del Gobierno da la sensación de haberse desembarazado de la tutela del gurú Pedro Arriola, hombre muy seguro en sus errores, y de la mano de Moragas ha saltado sobre el albero del ruedo ibérico para actuar como debió hacerlo desde el principio de la legislatura.

Las sombras de la cárcel se alargan, en fin, sobre Arturo Mas y la consternación crece en el entorno del presidente de la Generalidad. El líder de Convergencia y marioneta de Oriol Junqueras juega ya a la desesperada las pocas cartas que le quedan.

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