El descanso es tan necesario como complejo. En verdad, ¿escuchas los mítines de la campaña electoral?
El descanso, descansar
es tan necesario como complejo. Pero sin un buen descanso, físico y mental,
no
hay motivación. no hay ideas, no hay ilusión, no hay energía, no hay espíritu
de lucho, no hay creatividad, no hay empresa ni proyecto ni tareas ni estudio
ni aprendizaje ni formación, no hay nada.
Eso de “dormir es para
débiles” creo que es una de las mayores estupideces
que se pueden escuchar hoy día. Dormir es de inteligentes, porque con un
descanso adecuado estás invirtiendo en ti. El primer y gran beneficiado de
descansar bien siempre eres tú. El reto no es ver quién aguanta más con los
ojos abiertos, sino sacar lo mejor de nosotros mismos, hacer las cosas mejor,
vivir mejor.
Pero como dije
anteriormente, no es tarea fácil más bien demasiado compleja, además, no siempre supone detenerse. No está claro que
lo favorezca el carecer de toda ocupación. Se hace preciso descansar de lo que
no es capaz de ser ni siquiera monotonía, ni nunca acaba por ser lo habitual.
Descansar, no solo del ajetreo, sino en ocasiones de su abandono. Descansar de
los mismos asuntos, de las mismas controversias, de las mismas indecisiones.
Descansar de los mismos rostros, de palabras idénticas o distintas, pero
similares. Descansar de urgencias tan inminentes y durante tanto tiempo que
pierden sus perfiles. Descansar no solo de lo que nos impide dormir, sino de lo
que nos adormece. Y de lo que nos lleva a dormitar en una somnolencia sin
respuesta. Descansar de tantos días de chaparrón en los que apenas llueve.
Descansar de quienes nunca titubean, ni dudan, ni lo necesitan, pues se
mantienen firmes en la inacción. Descansar no precisamente del esfuerzo, sino,
en demasiados momentos, de la falta de lugares y de motivos para realizarlo.
Ese aire cansino
envuelve tamaña repetición. No es exactamente la consecuencia de una acción
intensa y constante, sino de una proliferación de actividades, quizá con algún
sentido, aunque fatigantes en su centelleo. Y a veces no coincide el descansar
con el interrumpir. Cierta paralización puede resultar bien onerosa. Sin
embargo, no lo es menos el reiterado discurso de los asuntos en un único
registro que insistentemente recita socialmente lo que habría de interesarnos.
Concretamente por ello, deja de ser interesante.
Muchas veces, solo el
desplazamiento supone algo de descanso. Y no es ni tan fácil, ni tan frecuente.
No es un mero cambio de lugar, ni necesariamente de ocupación, sino de
perspectiva, de mirada, de horizonte. La repetición de la escena termina por
sujetarnos en la parálisis ante lo que vemos. Ello no impide que una y otra vez
nos sintamos conminados a tomar posición, eso sí, en el mismo asiento.
Entonces, la postura no pasa de ser prácticamente una acomodación.
A veces me he
preguntado, si en campañas electorales,
los políticos descansan por falta de ocupación o, sencillamente, sus ansias de
poder les obligan a repetir, activamente, lo mismo. Cuando lo lógico sería
grabar un vídeo y difundir el mismo tantas veces como sea necesario. Además, sería
doble descanso para ellos y para
nosotros, total ni ellos saben lo que dicen ni nosotros les escuchamos.
Comentarios
Publicar un comentario