Lo que ha ocurrido
en Argentina es justo lo que está ocurriendo en España. Una por exceso de gasto
social y enriquecimiento propio y, en el caso de España, por ayuda como gasto
para reflotar a RICOS y joder patas abajo a los pobres. Cristina, no ha dicho
una verdad en su vida y la corrupción es del 100%; Rajoy solo ha dicho una
verdad “España, no es Argentina y la corrupción de su distrito es el 120%. Yo les digo que el “batacazo” que va a dar
España va a ser 10 veces superior al de Argentina.
En Argentina
decían que el FMI era una estafa. En España es un referente que ayuda, solo que
sus cinco últimos presidentes están o han estado procesados por corrupción. Cada quien que saque conclusiones.
Cristina tiene
recursos naturales y aun puede explotar la figura del Papa Francisco. Rajoy, no
tiene recursos naturales, capital humano muy poco cualificado y muchos “Papás”
en paro, desahuciados y con nenes que les piden, al menos, una comida al día.
El miércoles, la
Presidenta habló sobre una cuidadosa
selección de temas positivos para ella y su gobierno. Ignoró, negándolos
de hecho, la inflación, los saltos enormes del dólar, el impacto directo sobre
precios y salarios, la crisis de energía y los cortes de luz, el aumento de los
combustibles y las tarifas del transporte; por mencionar algunos asuntos del
listado que desvela cada día a tantísima gente. Eso no es mentir, pero es no decir toda la verdad. Y la
diferencia entre una y otra cosa a veces se hace demasiado angosta. Ni me
imagino en boca de Rajoy ese dulzor hipnótico.
La Presidenta de
Argentina dijo hace unos día, “estoy
rodeada de inútiles” Rajoy, ni lo
admite. Tampoco le dejarían seguir.
El ajuste de una
economía camino a desquiciarse se está haciendo de la forma más brutal y primitiva. El Gobierno, encerrado en su
discurso, se empantana a mitad de camino entre lo que debería hacer y lo que se
permite hacer para conservar las últimas hilachas del relato. Y la fenomenal
devaluación, huérfana de medidas efectivas de contención social, influye de
forma alarmante en obreros, pensionistas, todos aquellos que se han ganado o
ganan el dinero devaluado con el sudor de su frente. Banqueros, políticos,
empresarios corruptos y gente de mal vivir, económicamente no son españoles.
Mientras tanto el círculo íntimo de la Presidenta parece
haberse reducido todavía más, según testimonios de fuentes directas. A
su hijo Máximo sólo habría que agregarle al ministro Axefl Kicillo en la breve
lista de a quienes ella verdaderamente escucha. Pequeño problema: Kicillof
además de aconsejar debe hacer, pero haciendo –por lo menos hasta ahora– no es un ejemplo de éxito y virtud.
El siempre
influyente y cercano Carlos Zannini parece reducido, seguro que de modo
circunstancial, al papel de ejecutor de las cuestiones de palacio. Ministros
como Julio De Vido y Florencio Randazzo recibieron zamarreos presidenciales por
sus insoportables problemas de gestión o por la admisión de sus ambiciones. Y
Jorge Capitanich, que podría haber ordenado el funcionamiento del Gobierno
dados sus antecedentes y preparación, pronto probó la medicina áspera del
kirchnerismo y quedó remitido a sus conferencias de prensa matutinas, en las
que afronta los temas más diversos con invariable retórica florida. Bueno para
la prensa, que tiene con qué llenar sus mañanas. Pero de dudosa efectividad
para el Gobierno y la Presidenta a quien sirve.
Lo que se hace y
quiénes lo hacen son decisiones de la Presidenta. Pero ella nunca estuvo para cargar con los costos. Por eso, ahora que
la carga se está haciendo más pesada, la influencia del Papa es una bendición
con agua bendita. Pero Francisco es un tipo inteligente, por tanto sabrá salir
del enredo KK. Rajoy tiene el respaldo del cura de mi pueblo que, por cierto,
no sé cómo se llama.
Sea como sea, ni la
divinidad nos salvará de la quema. La
corrupción no hiere, es celestial.
Vergonzoso. Vergonzoso.
ResponderEliminarTodas las comparaciones son odiosas menos esta. Gracias, Juan Pardo.
ResponderEliminarPerfecto, inmejorable.
ResponderEliminarCreo que está peor España.
ResponderEliminarNinguna tiene solución a corto plazo.
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