El viaje de Montero a Estados Unidos se suma a otro
traslado polémico a Chile, el ministerio
cubrió los gastos del grupo, en el que también figuraba Teresa Arévalo, la
asesora de Montero investigada por el caso niñera (esta vez Montero ha
prescindido de ella).
El partido morado ya está en plena espiral de
aburguesamiento. La formación llegó a la política nacional denunciando el
despilfarro de la casta. En los comienzos, vetaba incluso a sus representantes
viajar en taxi. En la primera legislatura, los diputados tenían que trasladarse
con sus maletas cada semana rumbo al Congreso y pernoctar en las pensiones más
baratas de la zona.
juanpardo15@gmail.com
Ahora, sin embargo, la bunkerización de los morados ha
ido a más. Y con ellas la percepción de lo que también en las altas esferas del
partido consideran como «lo debido». Un discurso que, revelan varias fuentes
del partido, legitimó Pablo Iglesias con la compra del chalet. «Esto lo he
hecho yo y tengo derecho a cumplir con mis deseos», fue uno de los argumentos del
exlíder ‘morado’ para ejecutar dicha operación.
Irene Montero, que como desveló este diario se encuentra
en una etapa política de máxima soledad interna y ministerial, está
interpretando esa misma filosofía en el último tramo de la legislatura. La
ministra entró en el Gobierno con el temor a convertirse en una ministra
florero. Persiguió una hiperactividad legislativa, primero con la Ley de Solo
sí es sí y después con la Ley Trans, que ha roto en dos el movimiento
feminista.
Ahora, según dicen sus defensores, «Montero ha cumplido».
Esta la justificación que ofrecen para que pueda seguir de viaje. Aunque no
faltan los críticos internos, que abogan por una sustancial desconexión de la
ministra con la realidad. «El problema es el descrédito. Si no fuera un
personaje quemado la cosa habría quedado en anécdota, como cuando cualquier
político ha ido a Nueva York y no han conseguido ninguno una agenda potente. Ni
Sánchez. Pero Irene está asociado ya a lo peor de Podemos. Al nepotismo de
Iglesias que la puso de ministra por capricho», reflexionan.
La polémica se mezcla con la falta de transparencia del
ministerio. Durante todo el fin de semana fue imposible saber los días de
traslado de la ministra, su agenda en los detalles y su fecha de regreso. Para
conocer a fondo el coste de toda la operación (desde el hotel en el que se
alojó hasta el método de traslado), hará falta esperar las preguntas
parlamentarias de los diputados de la oposición y las peticiones ciudadanas en
el portal de Transparencia. Entre 15 y 30 días de espera. Y mientras tanto, el
silencio informativo.
El lunes, el dirigente de ERC Gabriel Rufián quiso
defender a Montero. Atacó a la prensa por no tratar de igual manera a Isabel
Díaz Ayuso durante su viaje a Estados Unidos. La presidenta madrileña contestó
con su agenda de aquellos días: siete reuniones en dos días, y ocho entrevistas
en medios de comunicación. Pero el problema tampoco se puede resolver así,
reprochan en el partido ‘morado’. La comparación con Ayuso no es de recibo,
porque la misión del partido morado era justamente borrar del mapa las
presuntas malas costumbres de la política profesional, no imitarlas. Eso,
decían, eran cosas de la casta.
juanpardo15@gmail.com
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