Los talibanes no tienen derecho a perturbar las vacaciones de Pedro Sánchez. Los españoles, si deberían....
Pedro Sánchez dirigiendo la huída de Afganistán
Que Pedro Sánchez tiene los
mismos derechos que el resto de los españoles al disfrute de unas vacaciones
dignas e incluso un poco mejoradas, nadie lo duda. En definitiva por sus
decisiones, los españoles tendremos que afrontar con mayor o menor holgura
económica, al menos lo que resta de año y el próximo sin vacaciones que, hoy
por hoy, es lo menos importante. Necesitamos proyecto de futuro o lo que él
llama progresismo. No sé de donde han sacado esa cagada maoísta.
En España ha habido
presidentes que se llevaron de las dependencias del Banco de España, el Oro de
Moscú, Oro de París u Oro de la República, en total 510 toneladas de oro,
correspondientes al 72,6 % de las reservas de oro del Banco de España, desde su
depósito en Madrid hacia la Unión Soviética, a los pocos meses del inicio de la
Guerra Civil Española, por orden del gobierno de la II República, presidido por
Francisco Largo Caballero. En realidad gran parte de ese oro se lo robamos al
pueblo hispano de América, pero ya que se lo regalarán a los rusos es como para
llorar, mucho más sabiendo que Largo Caballero y Negrín forman parte del
victimismo, por tanto, de la memoria histórica.
Lo que nunca ha habido en
España es un presidente tan degenerado como Pedro Sánchez. Crispar al pueblo, haciéndose una foto delante
del ordenador cuando despegaba el avión de las Fuerzas Armadas del aeropuerto
de Kabul. Un descarado intento de protagonizar la repatriación de los primeros
españoles, y de los últimos del mundo, que han logrado escapar del infierno
talibán. La apatía del Gobierno y la inacción del presidente han quedado en
evidencia. Pero Pedro Sánchez se puso su traje azul, sin darse cuenta de que
llevaba las chancletas playeras, e inmortalizó su imagen como si se tratara de
un gran estadista que había logrado salvar la vida a sus compatriotas atrapados
por el terrorismo yihadista. Aunque eso, la foto, es todo lo que ha hecho.
También ha debido ser
doloroso para Sánchez verse obligado a abandonar el paraíso canario para volver
a su despacho en La Moncloa y aparentar que dirige las operaciones de la
delegación española en Afganistán. Con una semana de retraso, ha convocado un gabinete
de crisis, pomposo término que busca camuflar su apatía. Se reunirá con los
ministros de Defensa, Exteriores e Interior, rodeado de legajos y de informes
confidenciales. Se hará un puñado de fotos para la posteridad; y, luego,
comparecerá ante los medios de comunicación para dar una rueda de Prensa y
hacer creer a la opinión pública que ha salvado al mundo del terrorismo
talibán.
Seguramente, Pedro Sánchez
se ha resistido a abandonar el paraíso canario y tener que interrumpir sus
vacaciones. Pero se ha visto obligado por el aluvión de críticas de los medios
de comunicación y de los partidos políticos por seguir en La Mareta mientras el
terrorismo talibán convulsionaba la geopolítica mundial y ponía en riesgo la
vida de los españoles y colaboradores que siguen atrapados en Afganistán.
Y no hay que descartar que
pronto, muy pronto, alardee de que sus gestiones han sido un éxito, su Gabinete
de crisis ha sido un acierto y él es uno de los grandes estadistas de la
Historia. Porque él y su Ejército propagandístico son los que escriben la
Historia. Pero la realidad es otra: Pedro Sánchez ha sido de los últimos
dirigentes mundiales en reaccionar ante la peligrosa conquista de Afganistán
por parte de los talibanes. A partir de ahora, el país asiático será el centro
mundial del terrorismo yihadista. El presidente del Gobierno se enterará el
viernes, en el "gabinete de crisis" que abrirá todos los telediarios
del día, de la tarde y de la noche de su presencia es angustiosa para los
españoles.
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