En el mitin cívico más
multitudinario de Argentina y con el apoyo incondicional de miles de
empresarios de todo el mundo, Macri se perfila como Presidente reelecto el 27 de Octubre.
Mauricio Macri tuvo su baño
de masas. En el mitin más multitudinario de su carrera política, el presidente
de Argentina clamó ante decenas de miles de personas que en las generales del
próximo domingo revertirá el desastre electoral de las primarias del 11 de
agosto. Al grito de “Sí, se puede”, una multitud arropada de banderas
argentinas lo aclamó en la avenida 9 de julio, la mayor de Buenos Aires,
congregada frente a un escenario montado al pie del Obelisco. Macri derrochó
optimismo y pidió repetir la épica de la elección de 1983, cuando en el regreso
a la democracia el radical Raúl Alfonsín supero en las urnas al peronismo,
hasta entonces imbatible.
El gobierno esperaba con
ansiedad esta marcha en Buenos Aires, cuna política de Macri y, posiblemente, el único gran distrito electoral que conservará luego del 27 de octubre. Por
eso se entusiasmó con la convocatoria y la llamó “la marcha del millón”. No
hubo un millón de personas, pero sí mucha gente, ordenada a lo largo de ocho
calles en una avenida que tiene 100 metros de ancho. La foto cobra mayor
relevancia por tratarse de un líder que siempre planteó sus campañas
electorales en un escenario de redes sociales y contactos cara a cara con
electores.
El perfil de la
convocatoria, sin embargo, fue también evidencia de las limitaciones de la candidatura
del presidente: en la 9 de Julio abundaron las familias de clase media y media
alta, llegadas desde el norte de la ciudad y su extrarradio, todas zonas de
alto poder adquisitivo. El Gobierno ha logrado pese a la crisis económica
mantener la fidelidad de ese sector de la población, históricamente refractario
al peronismo y mucho más a la CFK.
Macri compartió con la
multitud un discurso basado en emociones, más que en propuestas. La campaña
oficialista se ha estructurado hasta ahora alrededor de la dicotomía
democracia-autoritarismo, donde Fernández y la expresidenta representan el fin
de la república. No hubo menciones explícitas a Kirchner sobre el escenario,
pero cada vez que Macri hizo referencias a casos de corrupción o narcotráfico
la gente celebró al grito de “¡Que vaya presa!, ¡Que vaya presa!” y “Argentina,
sin Cristina”.
El presidente necesita
remontar cuatro millones de votos ante Fernández, pero sobre todo necesita que
su rival no alcance el 45% de los sufragios, el corte para que gane en primera
vuelta. Los sondeos dan hoy hasta 52% de intención de voto a Macri. “Si
fiscalizamos no podrán robarnos la elección, como hiceron en las Paso”, dice
Gladys, una mujer de 60 años envuelta en una bandera argentina y un cartel con
la leyenda “Sí, se puede”. A su lado, un hombre de canas también está
convencido de que el milagro es posible. “Mire toda la gente que hay aquí, cómo
no vamos a ganar”, explica. “¡La chorra (ladrona) no vuelve!”, gritan a su
alrededor, en referencia a Cristina Kirchner.
La de este sábado ha sido la
escala principal de una gira que el jueves que viene, cuando termine en la
ciudad de Córdoba (centro del país), habrá sumado 30 mitines en 30 sitios
diferentes. En cada uno de ellos Macri hizo promesas de las más variadas: desde
la construcción de decenas de autopistas hasta una baja de impuestos para
incentivar la creación de puestos de trabajo. Ha sacado de su discurso las
muletillas que tanto éxito le dieron en 2015, cuando ganó la presidencia con
promesas de “pobreza cero” o la “lluvia de inversiones” que llegarían durante
su presidencia.
La “marcha del millón”
fue una apuesta a lo grande, con replicas en capitales del exterior, como
Madrid, y en grandes ciudades del interior del país, como Córdoba o Rosario.
En Córdoba, alguna vez un importante bastión electoral, el macrismo reunió a
unas 800 personas que con banderas argentinas cantaron el himno y coreó “Hay gato
para rato”, en referencia al sobrenombre que de manera peyorativa ha atribuido
el peronismo a Macri. En la concentración no faltaron referencias religiosas.
Mientras un grupo de mujeres rezaron una oración, un grupo de jóvenes agitaron
los pañuelos celestes con la leyenda “Las dos vidas”, signo contra la
legalización del aborto, informa Georgina Zerega. Será en Córdoba donde Macri
cerrará su campaña el próximo jueves, seguro de que el milagro que espera el
domingo es aún posible.
yo no soy de clase media alta ...tampoco el grupo que fue de la Villa 31, tampoco la gente que me encontre de la Matanza que pobres no sabian que tomarse para volver, ni tampoco los de Santa Teresita que vineron con el pasaje en la mano, ni las maestras que encontre en el camino y eran unas divinas.....
ResponderEliminar