Los socialistas navarros han
dado a Geroa Bai la presidencia del Parlamento autonómico. Por tanto se cierra
la vía navarra para la investidura de Pedro Sánchez por lo que a Sánchez no lo
quedará más remedio que buscar el apoyo de las formaciones secesionistas
catalanas o Bildu; o bien convencer al PP o a Ciudadanos para que se abstengan
y evitar así una nueva convocatoria electoral cuestión esta bastante poco
probable.
La opción navarra ha quedado
desbaratada este mediodía con la elección de la presidencia de la Mesa del
Parlamento de la Comunidad Foral. El PSN tenía la llave para facilitar que el
órgano de la Cámara autonómica fuese dominado por Geroa Bai o por Navarra Suma
(coalición integrada por UPN, PP y Cs), y tras una vertiginosa negociación, los
socialistas navarros han decidido, no sin una buena dosis de suspense, que el
nacionalista Unai Hualde saliese elegido presidente del Legislativo gracias a
la suma de sus votos a los de EH Bildu -que consigue una secretaría de la
Mesa-, Podemos e Izquierda-Ezkerra.
Los socialistas
dan a Geroa Bai la presidencia del Parlamento de Navarra
Esta votación es tan solo el
preámbulo de la que se celebrará los próximos días para la elección del
presidente navarro, pero todo invita a pensar que se mantendrán los dos bloques
perfectamente alineados, por lo que la socialista María Chivite acabará
asumiendo el mando de la Comunidad Foral. Como consecuencia directa, Sánchez se
quedará sin los apoyos de los dos parlamentarios de UPN en Madrid, ya que esta
formación exigía como requisito indispensable para facilitar su investidura que
los socialistas permitieran un ejecutivo autonómico liderado por Navarra Suma.
Además de estos dos apoyos, Sánchez necesitaría la complicada abstención de
Coalición Canaria para lograr ser elegido presidente en una segunda vuelta en
la que se requieren más síes que noes, ya que los presumibles votos favorables
de Podemos, PNV, PRC y Compromís continúan siendo insuficientes.
El PSOE se queda sin moneda
de cambio con los regionalistas. Y con la vía de una abstención del PP o Cs
casi descartada, el único camino transitable vuelve a ser el mismo que adoptó
en la moción de censura con la que logró desalojar a Rajoy del Gobierno: los
secesionistas catalanes o Bildu. Conscientes del desgaste que provocan estos
apoyos, desde Moncloa y Ferraz siempre han transmitido su intención de dejar de
depender de estas fuerzas, pero finalmente a Sánchez no le quedará más remedio
que volver a sentarse en la mesa con los interlocutores de Puigdemont y
Junqueras. O eso, o repetición electoral en otoño. Entre el referendo y el
indulto.
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