Otro Gobierno Frankenstein no lo soportaría España. Las elecciones del 28A, solo servirán para destrozar España
La Unión Europea recela
tanto de otro Gobierno Frankenstein como de otro que sea apoyado por la extrema
derecha de VOX. El escepticismo de la extrema derecha europea es el mayor
problema que tienen hoy, los países civilizados. Sin lugar a dudas genera terrorismos.
España, nunca se ha
enfrentado a unas elecciones con tan malas perspectivas políticas y económicas
como las que nos esperan, el día después del 28A. Gane quien gane, y gobierne
quien gobierne, si hay algo asegurado en este momento es que, en caso de que se
logre formar Gobierno, será sin duda el más inestable de la democracia. Una
situación que, al margen de elevar el grado de crispación política hasta grados
desconocidos, puede lastrar las perspectivas económicas de España por la falta
de confianza de los mercados internacionales. Descartado prácticamente que el
PSOE, aunque tiene la victoria prácticamente asegurada, pueda gobernar en
solitario con Unidas Podemos, lo que tampoco sería un Gobierno precisamente
estable, el escenario de tener que gobernar con un conglomerado de partidos
independentistas en pleno shock tras la sentencia del procés y con una
izquierda incluso más atomizada de lo que lo está en la actualidad por la
destrucción de varias de las confluencias de Podemos, generaría una situación
de fuerte inestabilidad política y económica.
Los supuestos socios de Sánchez
no solo se lo pondrían complicado, sino que competirían entre sí, convirtiendo
cada votación en el Congreso en un calvario imprevisible para el Gobierno. Pero
es que tampoco el escenario alternativo, el de que el PP, Ciudadanos y Vox
alcanzaran una mayoría, garantiza la estabilidad política y económica. De
entrada, aunque se está dando por hecho, ni siquiera está asegurado que
formaran Gobierno, porque en este caso el orden de los factores sí altera la
suma. En lo que respecta a Vox, los sondeos son en este momento una moneda al
aire. Y no está descartado en absoluto que la formación de Santiago Abascal
acabara superando a Ciudadanos. En ese caso, los del Albert Rivera se negarían
casi con seguridad a ser el tercer plato de un Gobierno del PP y Vox que
destruiría su imagen de partido centrista. Esa es una de las claves por las que
Ciudadanos quiere forzar a Casado a anunciar por adelantado que pactará con
Ciudadanos sin contar para nada con Vox. Pretende así que el partido de extrema
derecha se viera obligado a apoyar un acuerdo PP-C’s incluso en el caso de que
los de Rivera quedaran por detrás de Abascal y abrirse así la puerta a negarse
a un pacto a tres si Vox entra en el Ejecutivo.
Todas las fórmulas de Gobierno
que aparecen ahora como posibles, que son muchas más de las aparentes, asustan
a los mercados, a los que el independentismo y Podemos generan tanta
inseguridad como Vox, que, como estamos viendo ya en Andalucía, no genera
precisamente certidumbres. Y, por ello, las presiones de los grandes poderes
son y serán enormes para alentar un Gobierno entre el PSOE y Ciudadanos, el
único que a ojos de los implacables mercados y de la propia Unión Europea
ofrecería en este momento un panorama de cierta estabilidad política y
económica. El problema es que, al margen de que Rivera tendría que romper su
palabra por enésima vez, esa suma, según la mayoría de los sondeos, no
alcanzaría la mayoría. Ninguna opción, por tanto, resulta alentadora.
El liderazgo en Ciudadanos
de Rivera ya no es intocable. Hasta ahora, y a pesar de que Ciudadanos no es
una fuerza de reciente creación, en contra de lo que creen algunos, el
liderazgo de Albert Rivera en el partido naranja ha sido absolutamente
indiscutido. Más incluso que el de Pablo Iglesias en Podemos. Ciudadanos era
Rivera y poco más. Esa situación, sin embargo, está empezando a cambiar. Ya se
han producido los primeros roces con el economista Luis Garicano, que no
comparte ir de la mano de Vox a ningún sitio. Pero la elaboración de las
listas, con graves errores de casting del secretario general, José Manuel
Villegas, ha dejado también muy tocado al número dos del partido y mano derecha
de Rivera, que empieza a ser también cuestionado.
El PSOE vasco da munición de
gran calibre a la derecha. El PP y Ciudadanos están cometiendo en esta precampaña
errores graves que en Ferraz llevan al convencimiento de que la mejor
estrategia es imitar aquella que recomendaba el exgurú de Aznar y de Rajoy,
Pedro Arriola. No hacer nada y dejar que sean los rivales los que se dediquen a
despedazarse entre sí hasta ver sus cadáveres pasando por delante de tu puerta.
Pero también el gurú socialista Iván Redondo ha permitido que el PSOE cometa
errores muy graves, como el de permitir que Arnaldo Otegi revele las
insistentes llamadas de Moncloa para pedir su voto en la Diputación Permanente
o que el PSOE vasco apoyara la impresentable ley de Abusos Policiales. Munición
de calibre para la derecha.
Eutanasia, aborto y Franco,
en campaña va a valer todo. La refriega política a costa del dramático episodio
vivido por Ángel Hernández, el hombre que ayudó a morir a su esposa, afectada
de esclerosis múltiple, y la utilización electoralista de ese drama por casi
todas las fuerzas, da una idea de a qué tipo de campaña electoral nos vamos a
enfrentar a partir del 12 de abril. Nada, ni la eutanasia, ni el aborto, ni por
supuesto Franco, todo un clásico, van a quedar fuera del rifirrafe político y
con argumentos más bien simplones, que en poco o nada van a contribuir a
generar un consenso en torno a cuestiones de gran sensibilidad social. En
Podemos, la tabla a la que se va a aferrar un Pablo Iglesias en horas bajas son
las cloacas del Estado y el espionaje de Villarejo.
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