Ada Colau y Anna Gabriel (CUP) crean grupos batasunos y terroristas para intimidar al pueblo y a la judicatura.

Incívico cartel batasuno en la fachada del Ayuntamiento de Barcelona, sin lugar a dudas es un delito con reincidencia. 

Cataluña y dentro de esta, Barcelona siempre ha sido una ciudad laboriosa, moderna, de diseño y abierta al mundo. Por la maldita influencia de la sin piedad con tiranía de sus delictivos gobernantes –ya en la cárcel o a punto de ingresar-, se ha colmado de barrios de pobladores innobles dispuestos a matar por una injustificada causas que ni ellos mismos saben el fin que se persigue.

El que la furibunda, Ada Colau haya dado una oficina a  esmangarrillados batasunos y presoak etxera, significa que es el centro de reclutamiento  Kale borroka.   Arran, al igual que otros grupos antisistema, se dedica a lo único que sabe hacer: pura y dura violencia callejera a base de disturbios, quema de cajeros, ocupación de edificios, pintadas amenazantes, barricadas universitarias, destrozos de escaparates y mobiliario urbano, asaltos a las sedes de otros partidos, insultos y amenazas. 

O sea, vandalismo organizado y sistemático en todas y cada una de sus vertientes, a imagen y semejanza de lo que hacía la kale borroka etarra en el País Vasco. Estos radicales actúan, ni más ni menos, como el reflejo catalán de la violenta juventud batasuna y, por tanto, son merecedores de idéntico trato penal. Expertos consultados por ABC aseguran que la ley aprobada para frenar al terrorismo callejero en el País Vasco se puede aplicar al nuevo fenómeno que están protagonizando los jóvenes de la ultraizquierda catalana. Su aplicación ayudaría, sin duda, a combatir el vandalismo, más allá de las responsabilidades jurídicas que se puedan imponer a estos delincuentes.

Habría que “adelantar” a estas heroínas de la muerte que Alsasua no es Barcelona, que los Ayuntamientos son de todos  y que los delincuentes del crimen organizado  encarcelados no son presos políticos sino políticos presos por delitos muy graves que han destruido la economía catalana y la armonía de sus ciudadanos.

Blog de Juan Pardo

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