Reformas
y reformas, una mala para el ciudadano y la otra peor para el colectivo de
afectado. La última, aprobada en Consejo de Ministros (20 de Junio), la
bautizan como Reforma Fiscal que,
precisamente, no fiscaliza nada. Pero, en España, quien no es Quijote forma
parte del consejo de sabios, por tanto, todo se admite con pitos y aplausos dependiendo
de hacia dónde se incline lo reformado. la misma, ha supuesto sonrisas y lágrimas,
metafóricamente hablando. Para unos es ocurrente
y bizarra. Supone una bajada impositiva, lo que puede provocar una reactivación
del consumo privado que beneficie la actividad económica. Piensan o quieren
pensar que va a devolver protagonismo a los ciudadanos, reduciendo el esfuerzo
fiscal al que se han visto sometidos en los últimos años, permitiendo mejorar
su poder adquisitivo. A la vez que facilitará que autónomos y empresas realicen
sus actividades en unas mejores condiciones fiscales. Mejorará el poder
adquisitivo de los ciudadanos, lo que se traducirá en un incremento del consumo
y la demanda, y en una mejora de la actividad y del empleo en nuestro país.
Algunos
de los puntos considerados básicos y fundamentales son la no subida del IVA, la rebaja de las
retenciones a los autónomos, y el mantenimiento de los módulos.
También hay quienes sin lugar a dudas la califican de
regresiva, insuficiente e injustificada. Revelan que la progresividad es la gran
descalabrada al reducir de siete a cinco los tramos actuales. Esta medida,
junto con la reducción de los tipos marginales, afecta negativamente a este
principio constitucional porque los principales beneficiados, apenas superarán
los 70.000 contribuyentes que ingresan más de 150.000 euros anuales y que
suponen en torno al 0,3% de total de declarantes. Sin embargo, los 11,5
millones de trabajadores y pensionistas que ganan menos de 11.200 euros anuales
no se verán afectados por la rebaja fiscal propuesta por Moncloa, ya que
actualmente no tributan. “El Gobierno, al no bajar otros impuestos que soportan
los ciudadanos, como el IVA o los impuestos sobre los Hidrocarburos o la
Electricidad, no puede afirmar con rotundidad que la presión fiscal haya bajado
para todos.
Para los sindicatos, la reforma tiene un claro tinte
electoralista, por lo que lanza un mensaje de rebaja de impuestos, pero no
aborda un cambio de fondo del sistema sino que fortalece muchos de sus
problemas, como la diferencia de trato entre las rentas del trabajo y del
capital, y beneficia a los que más tienen. “La reducción del tipo general de
gravamen del Impuesto sobre Sociedades del 30 al 25 por ciento en dos etapas
nos parece una medida inoportuna en estos momentos, en los que se precisa
consolidad un sistema potente en términos recaudatorios”, señalan desde el
sindicato. Y apuesta por otra reforma, de mayor calado, basada en tres ideas
clave: la garantía de suficiencia de recursos para atender las necesidades
sociales y las políticas de gasto público; un reparto más justo de la carga feudataria
entre capital y trabajo.
Bajo
mi punto de vista es como las anteriores reformas, un engañabobos del misterio
Rajoy, solo que esta vez con subjetividad y oscurantismo electoralista. Sin
haber tocado el conjunto del sistema impositivo, no se puede vaticinar a quién
beneficia; Así como tampoco se puede decir que Rajoy y los suyos hayan bajado
los impuestos porque, los contribuyentes que ganan menos de 11.200 euros al año
-el 47%- no se benefician de ninguna rebaja fiscal en el IRPF, que solo será
sustancial para el 0,3% que percibe más de 150.000 euros anuales. La del
impuesto sobre sociedades solo beneficiará a las grandes empresas que ya de por
sí pagan poco: en 2011 recibían el 60% de los beneficios empresariales y a
duras penas aportaron el 22% del total
recaudatorio por ese impuesto.
Para
cerrar sin hacerme pesado, solo trato de argumentar mi censura.
Mariano Rajoy alcanzó la poltrona del Gobierno con un programa electoral que
prometía una bajada de impuestos sin preámbulos en la historia, haciendo especial
hincapié en que “tenía” otras medidas para afrontar la deuda que, supuestamente,
heredaría. Pero, menos de un mes después
de su impetuosa victoria, el Gobierno anunciaba que no solo no bajaría los
impuestos, sino que los subía drásticamente y de inmediato. Un engaño masivo
cuya influencia en la victoria del PP está fuera de dudas. Aunque pretenden repetir la jugada. Después de
someter al pueblo español, durante tres años a sacrificios y penalidades sin
fin, anuncia ahora esta bajada de impuestos más otras que vendrán y que por, casualidades de la vida, entrará en
vigor en el 2015, justo cuando se celebrarán elecciones autonómicas y
generales.
Cada día estoy mas arrepentido de haber votado al pp
ResponderEliminarMuy bueno, Juan Pardo
ResponderEliminarBuenas tardes, pero insuficiente y tardía, ya sé que las condiciones no son las adecuadas. Pero un poquito más de elasticidad sería bueno.
ResponderEliminarMe decanto más por calificar a esa chapuza como guiño electoral o sencillamente, como timo para inexpertos y gente sin ganas de coger una calculadora y echar unos números para darse de bruces con la falacia gubernamental de turno.
ResponderEliminar¿Quien paga,las farolas por ejemplo,o a los barrenderos,policías,médicos,etc?Creo que por 50e.al mes que nos descuentan de la nomina.Nos dan cosas que no podríamos pagar si fueran privadas.PERO EL CASO ES QUEJARSE.....
ResponderEliminarFelicidades por tu blog.Piensa que cuanto mas inviertan esa gente mas trabajo habrá. Si España se tuviera que mantener con los impuestos de los mil-euristas;No tendríamos ni pensiones ni paro ni médicos ni nada de nada.Pero si trabajan solo 3 de cada 10 españoles.
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