Hacienda, sitiada por el PP. Pronto saqueada.

Tiene toda la razón del mundo el Ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, para formar un equipo de Jefes y mandos intermedios de la agencia tributaria a su imagen y semejanza. Con el PP en el poder, opinar, pensar o ejecutar de poco o nada vala si no lo hacen como ellos opinen, quieran o cuando y a quien quieran, o sea, democracia a la cubana. España quiso PP y PP tiene España. El carácter de funcionario de carrera para ser habilitado como Inspector o director de Agencia tributaria de poco o nada vale, ser excluyente no ser economista y superar el principio de igualdad mérito y capacidad de poco o nada sirve. Un encalomador (que endilga) si es miembro o miembra del PP, bueno es. Cuanto  más se desconoce el desarrollo de sus funciones más obediente es la persona.
La Agencia Tributaria atraviesa por los momentos más críticos de su historia. Por primera vez ha dimitido un director general, el responsable de la inspección de los grandes contribuyentes, Luis Jones,  encargado de inspeccionar/supervisar grandes fraudes al erario público.
Que la  persona de confianza de  Cristóbal Montoro , tire la toalla por el enfrentamiento con “la dirección general de la Agencia es algo más que sospechoso, solo dijo cuando subió el IVA que se recaudaba el 15% menos y que el principal beneficiario era la economía sumergida y el fraude.   
Se trata del tercer cargo en el escalafón del organismo público, y su renuncia ha disparado todas las alarmas sobre el grave deterioro de la Administración fiscal, salpicada por casos como el de la millonaria multa a la cementera Cemex, los DNI de la Infanta o las secuelas del caso Bárcenas y su relación con la polémica amnistía fiscal.
Episodios que se han saldado con ceses en bloque en la dirección de la Agencia, como ocurrió en verano, y dimisiones puntuales de inspectores asignados a expedientes de sanción millonarios como el Cemex, trufadas con acusaciones de connivencia en las decisiones de la Agencia con ciertos despachos profesionales que en el pasado tuvieron relación con Montoro.
En relación con este caso, la Agencia ha destituido de manera fulminante a otros cinco funcionarios de alto rango y ha nombrado a Luis María Sánchez González (PP) nuevo director del departamento de Inspección Financiera y Tributaria en sustitución de Luis Jones. Dejarán sus cargos la directora del Servicio de Planificación y Relaciones Institucionales, el jefe de dependencia de Control Tributario y Aduanero de la delegación central de Grandes Contribuyentes, y los delegados especiales de la Agencia en Castilla y León, Cantabria y Galicia.



Ayer, Montoro, con esa voz gallinácea, dijo: “La Agencia Tributaria «estaba llena de socialistas». O sea, que era eso: como los socialistas son la oposición, hay que barrerlos de los lugares de responsabilidad de la Administración pública, aunque ocupen puestos intermedios. Los socialista, poco o nada tienen que envidiar, pero los populares, no les mejoran.

Si atendemos a varias consideraciones. La principal es que, si se cesa o se cambia a alguien por sus convicciones ideológicas, se está violando la Constitución y estamos literalmente ante una purificación. No utilizaríamos este duro concepto si se hubieran alegado motivos de competencia, preparación o disciplina laboral. Pero ha sido el propio, Montoro, quien aludió a la militancia o simpatía de los cesados por rojos.

La segunda es que se rompe el principio de profesionalidad de las administraciones públicas. Desde el siglo XIX se acepta como criterio que el funcionario es inamovible, precisamente para evitar que la Administración sea víctima de las conmociones que causa la alternancia en los gobiernos. Solamente hay una excepción: los cargos de confianza. ¿Y debe haber cargos de confianza en las escalas intermedias de algo tan profesional como la Agencia Tributaria? Muy mucho lo dudo. Su mera existencia se presta a infinidad de tratos de favor económicos y políticos. Si la Agencia Tributaria disfruta del prestigio que tiene, es porque hasta fecha nadie dudó de la profesionalidad de sus funcionarios.


Y la tercera es que no está demostrado ni se demostrará nunca que un militante del PP sea mejor inspector de grandes contribuyentes que un militante del PSOE. A lo mejor conoce a más y simpatizan más, porque un militante del PP y un gran contribuyente suelen votar lo mismo. Pero eso es justamente todo contrario a la imparcialidad. Montoro, no se da cuenta que estamos ante otro caso UGT, ya se están filtrando datos y algunos cabezas del PP rodarán, seguro.

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Comentarios

  1. Una purga stalinista al servicio de unos turbios intereses. Realmente es lo que parece.

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  2. Muy lindo,muchas gracias Juan!!

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  3. El CGPJ ya lo estaba, por lo menos desde hace 15/20 años.

    Lo raro es que la gente no se levante. En fin...veremos

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