A menos
de dos semanas vista, para el congreso del PSOE en Sevilla, no se ha resuelto
nada o casi nada y lo que es por no se ha hecho un análisis solvente de la
victoria del PP que sin subir en número de votos ha demolido a los socialista
de España; hasta sin ideología los ha dejado. Solo hay algo claro: Rubalcaba
representa al pasado y Chacón al zapaterismo ¿Quién da menos?.
Hoy por
hoy, nadie puede decir quién ganará, pero si se puede afirmar que con
independencia del resultado se abrirán dos grandes vías de aguas en la
militancia socialista. A Carmen Chacón se le ve muy lozana, posiblemente, como
consecuencia de que se ve menos perdida que antes y a Rubalcaba no le salen canas
por la evidencia de calva, pero sabe que le están fallando varones que, en
principio, contaba con ellos.
Los socialistas están, totalmente, quebrados.
Que los secretarios generales no logren imponer sus listas da una idea de cómo
bulle en la militancia el cabreo con todo en general: con la gestión de
Zapatero, con la falta de democracia interna que se cargó las primarias de las
que el partido hacía gala frente al dedazo de la derecha, con el empecinamiento
de Rubalcaba, con el empecinamiento híbrido de Chacón (mitad socialista mitad
nacionalista), etc. Esta calorina no es el mejor clima para hacer el debate que
el partido necesita, que un partido que tenga que hacer una oposición
responsable necesita. Por ello no hay tal debate. Sólo se discute si los
apéndices de Zapatero seguirán controlando el proyecto socialista, o si los
viejos roqueros (felipismo) retoman el control del proyecto.
Aunque la ponencia política que se lleve al Congreso
sea inmejorable en absoluto se ha debatido de ella. Los aspirantes sólo hacen
vagas referencias a viejas imágenes del pasado reciente europeo, de la edad de
oro de la izquierda, pero sólo como bandera a la que enganchar sus
candidaturas, sin explorar nada más allá de la corteza. Rubalcaba y Chacón,
Chacón y Rubalcaba, reivindican la socialdemocracia, porque es la forma más
ancha de hablar de socialismo democrático, pero ninguno de los dos dice cómo
debe ser en el futuro esa socialdemocracia que, de no ser revisada en profundidad,
puede permanecer enterrada en toda Europa para décadas.
Pienso que lo obvian, pero a un congreso
federal hay que llevar un programa político. Hubo quien apuntó Socialdemocracia
como provisión de servicios públicos de forma sostenible, aunque para ello se
precisen sensibles subidas de impuestos; socialdemocracia es retener un aparataje
determinado de gestión industrial pública que soporte los vaivenes de las
crisis; socialdemocracia es mantener una presión fiscal notable para sostener
provisión por desempleo y retiro de los trabajadores con altos estándares de
retorno en la renta. Pero ni Chacón ni Rubalcaba, ni Rubalcaba ni Chacón,
detallan qué se hará con los impuestos.
El retorno del hijo pródigo (Rembrandt) |
Nunca
se puede hablar de un partido reforzado, si en el congreso se limita a cambiar
el cartel pero no explora en porqué está postrado y si quiere repetir un proyecto
de puente político o recuperar la solvencia mostrada en los cuatro mandatos de
González, en los que entraba de cara a los problemas y proponía soluciones
aunque no les gustasen a sus electores. Tiene que entrar en parte en territorio
de la derecha para competir con ella, pero con la sutileza suficiente como para
que la gente no aprecie que planteas las mismas cosas, porque en tal caso
prefiere a la derecha conservadora.
Demasiado pronto es el congreso. No porque
falten menos de dos semanas, sino porque la militancia y las vacas del partido
no han sedimentado qué ha pasado. Es muy fácil decir que ha sido la crisis,
pero eso solo esconde la actitud cobarde de no proponer soluciones alternativas
compatibles con el electorado de centro, que es quien da y quita gobiernos (lo
de IU es una anécdota que morirá si el PSOE gira a la izquierda).
Javier Pérez Rubalcaba representa el pasado, y
no tiene las mejores credenciales electorales para un congreso electoral. Pero
si se quiere aferrar a un modelo explotado en los ochenta, debe decirlo. Chacón
representa la extensión del zapaterismo, la improvisación continua, los
bandazos, las sorpresas en la gestión, engullir a IU pero no sobrepasar los 120
escaños, porque el personal ha quedado muy escaldado de Zapatero; ninguna
garantía para un país en crisis. España está en crisis, pero no desesperada. El
congreso es muy pronto. Se necesita más tiempo para sedimentar una alternativa
joven, racional, solvente y que aglutine la bueno de González, que lo tenía, y
de Zapatero, que, aunque menos, también lo tenía. En definitiva, la izquierda necesita algo más
solvente.
Estos no levantan cabeza en años. Todavía no se han dado cuenta de la magnitud del desastre. Debe ser porque no conocen a ningun parado.
ResponderEliminarNo se como tienen berguen za de seguir en la politica depues de lo que nos han robado
ResponderEliminarDe los nombrados....ninguno y ...cuanto mas lejos mejor!!!
ResponderEliminarNiguno ni chacon y rublacaba uno un asesino y la otra una indepedetista catalana
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